Regalar LaLiga pese a tener el Pichichi

Leo Messi, durante el partido contra el Celta

Leo Messi, durante el partido contra el Celta / AFP

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

Hace años que el Barça muestra una fragilidad, no ya física sino psicológica, cuando los partidos se ponen cuesta arriba. Al principio parecía un problema de las grandes citas (Juventus, Roma, Liverpool, ¡Bayern!), pero desde la pasada temporada también los rivales domésticos saben de sus dificultades cuando les enseñan los colmillos. La mejor racha defensiva en esta Liga es de tres partidos consecutivos sin encajar goles (Elche, Sevilla y Osasuna). Este triste balance explica, en parte, por qué se le volvió a escapar el título.

MAL ENDÉMICO

Esa fragilidad parece transformarse en indolencia, por ejemplo en el partido de ayer. Dio la sensación de que era el Celta el que necesitaba los tres puntos, el que deseaba ganar, el que se jugaba la Liga. Es así como el Barça ha regalado el título 2020-21, pese a contar una vez más (en ocho de doce campeonatos, los cinco últimos de forma consecutiva) con el Pichichi. Sí, Leo Messi. El principal desafío con vistas al futuro, para un Koeman que ahora cotiza a la baja o para su sustituto si se confirma su cese, será acabar con este mal endémico.

La clave: es imprescindible que siga Leo, pero también acabar la transformación de la plantilla.