Reformas más allá de los lavabos

No hay más ciego que el que no quiere ver. La tragedia se mascaba desde hace meses

Los jugadores del Ajax celebran al final de la ronda de la Liga de Campeones de la UEFA de 16 partidos de fútbol de la segunda etapa entre el Real Madrid CF y el Ajax en el estadio Santiago Bernabéu en Madrid.

Los jugadores del Ajax celebran al final de la ronda de la Liga de Campeones de la UEFA de 16 partidos de fútbol de la segunda etapa entre el Real Madrid CF y el Ajax en el estadio Santiago Bernabéu en Madrid. / Gabriel Bouys (AFP)

Carme Barceló

Carme Barceló

Imagino que al fino oído de Carvajal debieron llegar los llantos de su afición que, tras la debacle que les apartaba del tercer título, no encontraba consuelo. La patada XXL que recibieron los suyos fue calificada de ‘mierda’ por el jugador. La temporada olía mal desde el verano. Y eso que, según Solari, al Real Madrid le salen más pretendientes que a Julia Roberts. Más allá de la poca gracia del comentario, ni el aún técnico blanco, ni Carvajal ni muchos de los que sustentan el escudo parecen saber ir más allá del chascarrillo. De evolucionar. De mirar hacia el futuro. De dejar de creer en el ser superior que todo lo puede y dejar de proyectar esa cierta prepotencia que les hace creer que siguen siendo el primer club que elegiría cualquier profesional.

No hay más ciego que el que no quiere ver. La tragedia se mascaba desde hace meses. Que se lo digan a Zidane, que dejó el Bernabéu cuando se dio cuenta que las reformas tenían que ir más allá de los lavabos. El martes fue el Ajax, con un fútbol espectacular y moderno, el que dejó con el trasero al aire a los que juegan con dos cojones, como dijo en su día Solari. Uno que no tuvo necesidad de ponerlos sobre el césped fue Sergio Ramos. El capitán, que forzó la tarjeta en un gesto de soberbia acorde con la línea editorial de la casa, se dedicó a grabar un documental en un palco de la tribuna mientras, en paralelo, los que rodaban sin rumbo en el césped eran sus compañeros. Ya había avisado Modric de la que se avecinaba, señalando a algunas ‘vacas sagradas’.

No le quito razón pero no quiso -y no pudo- estirar el dedo más arriba. Tras la marcha de un Cristiano que marcaba 50 goles, Florentino Pérez presentó como fichajes estrella a un portero, a Mariano (que se quedó en la grada) y a Vinicius, un chaval al que han cargado con una mochila de presión que ni le corresponde ni para la que está preparado. Perdonen, ¿he escrito ‘dedo’? Sepan que el propietario del que en una pancarta decían que les señalaba el camino se está dejando querer. Vuelta a las andadas. No aprenden.