Recuperar la confianza

De Jong, Pedri y Messi volverán al once ante el Cádiz

De Jong, Pedri y Messi volverán al once ante el Cádiz / AFP

Jordi Cruyff

Jordi Cruyff

A veces se olvida. Pero no hay nada que agradezca más un futbolista que la honestidad de un club, de sus gestores deportivos y de sus directivos. Que le miren a los ojos y le cuenten lo que hay. Y que sean discretos, comprensibles, claros, que sepan escuchar, pero también dar su opinión sin miedo.

Aunque sea para dar una noticia mala para los intereses del jugador o recibir una dura crítica, que siempre duele. Pero en el fútbol de hoy, y más en los tiempos que corren, tan condicionados económicamente por la crisis del Covid-19, toca más que nunca recuperar la honestidad.

Una gestión deportiva y humana deben ir a la mano. Y como club tienes mucho terreno ganado si lideras por convencimiento, no por imposición. Se trata de atraer a la gente con una estrategia adecuada y lograr que todos vayan a una.

Y eso es algo que se ha perdido en los últimos años en el Barça, cuando se ha prometido al jugador X y ha llegado el jugador Y o cuando la rumorología ha entorpecido una negociación salarial y dañado la confianza mutua. La parte de abajo no puede funcionar si la de arriba no va bien y viceversa. De lo contrario, el día a día te obliga como futbolista un exigente ejercicio de abstracción que no se puede sostener en el tiempo.

Recuerdo que con mi padre solía tener muchas horas de discusión (sana) sobre cómo debe ser la gestión ideal de un club. Él era de la opinión de que hubiera roles bien definidos y que la función de un directivo no era la alineación ni los jugadores que había que fichar, porque las decisiones deportivas debían recaer en manos de especialistas.

Igual que un director deportivo tampoco se podía meter en el trabajo de un entrenador. Ni un entrenador o director deportivo opinar sobre presupuesto y administración. Pero todos debían ir unidos por una estrategia común bien alineada en el césped y en los despachos.

El fútbol de hoy en día es suficientemente complejo en un club grande como para que la gestión recaiga sobre una sola persona. Ya solo en una dirección deportiva necesitas un especialista bueno en convencer, un especialista en buscar talento joven, un especialista creativo en las negociaciones, etc. Delegar en los que saben te ahorra energía y desgaste.

Y en una gestión coral consensuada, donde seis ojos ven más que dos, caben diferentes voces que no tienen por qué desentonar si existe comunicación fluida y una estrategia bien definida. Y en una entidad como el Barça existe la complejidad añadida de necesitar especialistas que encajen en el ADN del club y lo cuiden.

Reconstruir la estructura administrativa y deportiva de un equipo no es flor de un día. Y el timing de las elecciones a la presidencia del Barça no es el ideal, a escasos días del final del mercado de invierno. No sería realista pensar que al día siguiente del 24 de enero las aguas volverán a su cauce y se volverá a ganar, cuando ni si quiera habrá margen para vender o fichar jugadores. Toca asumir que la transición será larga y necesaria para construir los cimientos sólidos de un nuevo proyecto. Y eso requerirá tiempo y paciencia. Pero si se dan los pasos acertados será medio camino andado para recuperar un Barça basado en la excelencia.

ME GUSTA

Las lágrimas de Ontiveros. Nos estremeció a todos con su sentido homenaje a su abuela hospitalizada por Covid-19 en su entrevista post partido. Un testimonio real, con el impacto mediático que te ofrece el fútbol, puede tener mucha más llegada a las conciencias que los constantes llamamientos a la responsabilidad ciudadana.

NO ME GUSTA

El acoso y el halago a Zinedine Zidane. Donde antes había criticas, ahora hay una alfombra de flores después de meter al equipo en octavos de Champions y ganar el derbi madrileño. Cuando estás al cargo de un equipo, siempre tendrás en tu mano un par de partidos para hacer un regate al ruido exterior y, en su caso, no lo ha podido hacer de mejor manera.