La reconstrucción del Barça es inaplazable

Xavi Hernández durante el partido ante el Celta

Xavi Hernández durante el partido ante el Celta / Efe

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Acabada la temporada (queda un partido intrascendente el próximo domingo) ha llegado la hora de afrontar la revolución imprescindible para construir el nuevo Barça. La transformación de la plantilla resulta indispensable si se quiere crear un equipo que pueda volver a competir por todos los títulos. Este cambio profundo tiene que hacerse muy bien. Acertando en los 7/8 fichajes. Y ejecutando una amplia ‘operación limpieza’ que pasa por desprenderse de casi una docena de futbolistas.

La historia reciente del club blaugrana no es, precisamente, ejemplar en cuanto al mercado. Solo un dato devastador: el Barça ha comprado, en las últimas siete temporadas, un total de 43 jugadores por los que ha pagado 1.177 millones de euros. Y ahora viene lo peor: en el mejor de los casos, solo seis de estos futbolistas (Pedri, Ferran Torres, Aubameyang, Eric Garcia y las dudas de Frenkie De Jong y Dembélé) seguirán en la plantilla. Esta desastrosa gestión deportiva tiene que cambiar de forma radical. La figura de Mateu Alemany, en este sentido, debe ser capital para no cometer los mismos errores.

Xavi sabe las necesidades que tiene el equipo: un lateral derecho, un central, un lateral izquierdo, un medio centro, un interior, un extremo derecho y un delantero centro. La mayoría de estas posiciones ya tienen nombre: Azpilicueta, Christensen, Marcos Alonso, Ruben Neves, Kessié, Raphinha y Lewandowski. También los prescindibles están identificados: Neto, Dest, Mingueza, Umtiti, Lenglet, Riqui Puig, Luuk De Jong, Braithwaite y Adama, con las dudas de Memphis y Frankie De Jong.

Toca, pues, ponerse manos a la obra para que esta veintena de operaciones puedan llevarse a cabo con la máxima celeridad y eficacia. Y, por supuesto, con el menor coste posible. Porque la situación financiera del Barça, hasta que Laporta no logre activar las palancas económicas, continua siendo catastrófica. Pero ya hemos visto que acertar o no en los fichajes no es un problema de dinero. 

La revolución forzosa de la plantilla, aplazada durante demasiado tiempo, debe permitir a Xavi marcarse objetivos más ambiciosos. El segundo puesto en la Liga es un mal menor para un Barça que no puede seguir deambulando en la mediocridad. Ha llegado la hora de la reconstrucción definitiva. El Barça tiene que volver a ser el mejor club del mundo. Y para conseguirlo necesita un equipo campeón. Es el gran reto del mandato de Laporta.