Recital en un partido de guante blanco

Leo Messi, en el partido contra el Alavés

Leo Messi, en el partido contra el Alavés / sport

Pichi Alonso

Pichi Alonso

En un partido ajeno a cualquier tipo de presión, el Barça brindó en el feudo del Alavés uno de esos recitales ofensivos que recuerdan a épocas pretéritas. En la primera parte se pudieron contabilizar un sinfín de ocasiones de gol que se tradujeron en tres lanzamientos al poste y un marcador que lo dice todo: 0-3. En esta ocasión el protagonismo recayó en Ansu Fati. El joven delantero rompió de forma constante por su banda, recibiendo a espaldas de los medios y adornando sus registros con el primer gol de partido en una llegada de auténtico ariete. Al descanso, números de cracks (7 goles, 17 partidos y 14 titularidades) que invitan a pensar que no hay excusa que valga para no creer en Ansu y apostar de forma contundente por él. Por contra, Luis Suárez estuvo algo torpón y fallón con el balón, aunque volvió a ver puerta en una gran jugada colectiva.

ESFUERZO INÚTIL DEL ALAVÉS. Tres cambios y la decisión de apuntalar el centro del campo fueron las medidas del Alavés para intentar frenar la hemorragia de un partido que ya apuntaba a goleada. Es cierto que los locales lograron parcialmente evitar los continuos pasillos interiores del Barça, aún así llegaron dos nuevas dianas gracias a una asistencia magistral de Riqui Puig y al acierto de Leo Messi. Insisto en la figura de Luis Suárez. Viendo las imágenes del uruguayo sobre el terreno de juego y sus gestos de desaprobación, no me cabe duda que no está bien. Y en este contexto, teniendo en cuenta las dificultades por las que atraviesa el equipo de Quique Setién, recuperar la mejor versión de Luis debe ser tarea prioritaria para encarar el partido de vuelta de la Champions frente al Nápoles.