El Real Madrid se ha quedado sin gol, sin épica y sin discurso

Cristiano acabó hundido

Cristiano acabó hundido / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Una maravillosa vaselina de Fornals profundizó la crisis del Real Madrid, que baja a toda velocidad por una pendiente inédita en la historia de la Liga. Si el Barça gana hoy en el difícil campo de Anoeta se pondría a 19 puntos de los blancos, una diferencia inconcebible cuando ni siquiera ha empezado la segunda vuelta.

Probablemente el equipo de Zidane no jugó ayer su peor partido y al menos fue capaz de crear bastantes ocasiones, pero siguió demostrando una brutal infertilidad goleadora. El Madrid es hoy un equipo que no termina ninguna jugada básicamente porque, desaparecido Benzema, Cristiano termina la primera vuelta con un registro ridículo de 4 goles. Es decir, el desplome blanco es básicamente el desplome de Cristiano y por extensión de toda la BBC, un tridente que murió ya hace muchos meses sin que nadie se haya dado por enterado.

Y es que en la crisis blanca aflora ahora con toda su crudeza la inacción de Zidane, un entrenador elegante pero sin respuestas en la pizarra, y que como se vio ayer no tiene el mejor carácter para estimular la épica cuando se terminan las ideas. Uno de los problemas más graves es que esta temporada el equipo blanco ni remonta ni salva partidos en los últimos minutos.

La situación se agrava todavía más cuando en la rueda de prensa, tras la debacle, Zidane dice, como ayer, que no encuentra ninguna explicación al desplome y se conforma con frases del tipo “El fútbol es así” y “en el fútbol gana el que mete el gol”. Es decir, el Madrid no solo se ha quedado sin gol y sin épica, sino también sin discurso.

A rebufo de la duodécima algunos hiperventilados intentaban comparar el Madrid de Zidane con el Barça de Guardiola. De aquella euforia hoy ya no quedan ni los escombros. En el fútbol la realidad termina por cobrarse puntualmente todas las facturas.