Reacción del equipo, indiferencia en la afición

Arturo Vidal celebrando su gol

Arturo Vidal celebrando su gol / sport

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

El referendum del Camp Nou lo ganó la indiferencia. El estadio vivió una de las peores entradas de la temporada como respuesta a la debacle de Anfield, una herida que costará mucho tiempo en cerrarse. La temporada acabará por hacerse muy larga pero, afortunadamente, los futbolistas se levantaron para ganar al Getafe, equipo revelación de la temporada. El Barça demostró una vez más que no tiene rival en la Liga, algo que en Europa también ha pesado. Era muy fácil dejar caer los brazos ante un rival que se jugaba la vida para asegurar la Champions, pero el equipo reaccionó. Con lo mínimo, pero ganó preparando ya una final de Copa que debe valer un doblete.

Se esperaba la reacción de la grada y, a simple vista, pareció que Ernesto Valverde salió ileso de su primer contacto con la afición. Solo unos pitos generales por el juego del equipo en la primera mitad se podrían anotar en su contra. Con quien sí la tomaron es con Coutinho. El brasileño, a pesar del apoyo de sus compañeros y de los gestos de Messi, está sentenciado en el Camp Nou. Sin duda, Coutinho nunca se ha acabado de encontrar en este Barça y su precio -fue el fichaje más caro de la historia- ha pesado mucho. Aún le queda la Copa, pero el divorcio ya no admite enmienda alguna.

Más extraño fue el run-run entorno a Busquets. Falló más de lo habitual en la zona media y una parte del público se lo echó en cara. Un caso raro por ser un referente, pero también un aviso para los que gestionarán una revolución necesaria. Es evidente que algunas 'vacas sagradas' van a caer y el objetivo claro del área deportiva apunta al centro del campo como mal principal a solventar. Un nuevo equipo liderado por un Messi, que volvió a certificar que juega en otra Liga. La próxima temporada deben hacerlo todo para que reine en Europa