Razones deportivas para dudar de una Superliga cerrada

Laporta y Florentino, en el palco de Valdebebas

Laporta y Florentino, en el palco de Valdebebas

Javier Giraldo

Javier Giraldo

El proyecto de la Superliga, puesto en marcha por doce clubes europeos, entre ellos Barça y Real Madrid, es un órdago al ‘statuo quo’ del fútbol europeo y sobre todo, a la UEFA, organizadora de la Champions League.

El proyecto de Superliga cuenta sin duda con algunos atractivos, pero aún pesan más los motivos para el escepticismo. Sin entrar en el apartado económico, genera demasiadas dudas deportivas. Por ejemplo:

-Sería una competición cerrada: a diferencia de otros deportes, el fútbol se enorgullece de dar pie a las sorpresas. El seguidor puede tener la sensación de que al final, las Champions y los Mundiales o Eurocopas siempre acaban ganándola los mismos, pero no siempre fue así (el Steaua de Bucarest fue campeón de Europa en 1986; el Nottingham, en 1979 y 1980, el Oporto en 2004, por ejemplo). 

La Superliga estaría más cerca de un concepto puramente estadounidense, con ligas cerradas –y quién sabe si con franquicias que cambian de ciudad de vez en cuando- que probablemente tendría poca aceptación en Europa. De la misma forma que el ‘soccer’ apenas ha cuajado como espectáculo de masas en Estados Unidos, el ‘formato NBA’ podría costarle entrar en Europa.

-Si Real Madrid o Barça, por quedarnos con los ejemplos de LaLiga, ya tienen cada año asegurada su plaza en la Superliga, ¿cómo afrontarán la Liga doméstica? Cabe imaginar que seguirán peleando por ganar la Liga, pero ¿qué ocurre si se desconectan del torneo doméstico para centrarse en la Superliga? 

Si da igual quedar cuarto que octavo (al fin y al cabo, su plaza europea estaría blindada), existe la posibilidad de que el Barça o el Madrid empiecen a jugar la Liga española con reservas o con jugadores del filial, simplemente por cumplir el trámite. La competición correría el peligro de devaluarse y de quedar desvirtuada, como ya sucede a veces, en las últimas jornadas de Liga, cuando un equipo con los deberes hechos se mide a otro que se juega el descenso o una plaza europea. También la Copa quedaría tocada, con un difícil encaje en el calendario. 

-Si la Superliga europea tiene una motivación puramente económica (los grandes clubes de Europa quieren una parte más grande del pastel, reivindicación que puede ser legítima), ¿en qué posición quedan los aficionados de los equipos no punteros? ¿Qué piensa un seguidor del Villarreal, del Betis o de la Real Sociedad? Si la Superliga es solo para los clubes más potentes, ¿no acabarían por desconectarse de ella los seguidores de clubes más pequeños, sabiendo que nunca podrán participar en esa competición? 

Es cierto que los aficionados del Zaragoza o del Sporting, por ejemplo, siguen la Champions con atención, pese a saber que sus equipos están lejos de poder entrar en ese torneo, pero al menos en teoría, la opción de jugar la Champions en un plazo de unos cuantos, años es posible. Difícil, pero no imposible. 

-Los partidarios de la Superliga argumentan que un Barça-Juventus es mucho más interesante que un Barça-Getafe. Obviamente es así. Pero la afirmación tiene matices: un Barça-Juventus es atractivo porque solo sucede cada cinco o diez años, y es esa excepcionalidad lo que lo hace único, de la misma forma que si los Juegos Olímpicos se disputasen cada verano perderían fuerza e interés, a largo plazo. Un Barça-Manchester City es más potente que un Barça-Cádiz, pero si se jugase cada semana acabaría por diluirse. La afirmación esconde una postura elitista: dejemos de jugar contra el Cádiz o el Eibar y juguemos contra el United o el Inter. Pero luego, en el día a día liguero, resulta que no es tan fácil ganar al Cádiz o al Eibar.  

-Los campeones de la Superliga serían solo equipos ingleses, italianos o españoles: difícilmente podría ser campeón un equipo portugués u holandés, por poner un ejemplo; algo que también se le puede reprochar a la Champions, una competición que parece solo reservada para equipos de las grandes Ligas. La última excepción fue el Oporto, en 2004. 

Un ejemplo: cuando la UEFA transformó la Copa de Europa en Liga de Campeones (permitiendo el acceso a equipos que no habían ganado sus ligas), transformó un torneo abierto en un torneo reservado casi en exclusiva a los países de las grandes Ligas. 

En los diez últimos años de la Copa de Europa, entre 1983 y 1992, ocho países fueron campeones de Europa: Alemania (Hamburgo, 1983), Inglaterra (Liverpool, 1984), Italia (Juventus, 1985), Rumania (Steaua, 1986), Portugal (Oporto, 1987), Holanda (PSV, 1988), Yugoslavia (Estrella Roja, 1991) y España (Barça, 1992). 

En cambio, en los últimos diez años de Champions, solo tres países han ganado el título: España (Barça en 2011, Real Madrid en 2014, 2016, 2017 y 2018), Inglaterra (Chelsea en 2012 y Liverpool en 2019) y Alemania (Bayern en 2013 y 2020).