La rampa del Mini no es el camino más corto

Sergi Samper, con la camiseta que le convierte en uno más de la plantilla

Sergi Samper, con la camiseta que le convierte en uno más de la plantilla / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Sergi Samper es uno de esos canteranos por los que sus entrenadores habrían metido la mano en el fuego sin pestañear. “Llega seguro”, aventuraban. Ninguna duda sobre un jugador con todas las virtudes, de serie y adquiridas, que se supone a un habitante prototípico de La Masia: talento innato, inteligencia táctica, mentalidad, buen entorno... En su mochila lo llevaba todo, ¿qué podía fallar?

Que la rampa que separa el Mini Estadi del Camp Nou es un puente colgante inestable y lleno de trampas. El camino más corto entre dos puntos no siempre es la línea recta. Antes de que le entregaran una camiseta blaugrana con el número 16 a su espalda, Samper ha tenido que salir de la burbuja de la Ciutat Esportiva para adentrarse en el mundo cruel e inmisericorde del fútbol profesional: cesiones al Granada y a Las Palmas con lesión grave incluida. Todo curte y todo suma, incluso destrozarse el tobillo cuando el sol empieza a brillar. En la vida, como en aquellos libros en los que el joven lector podía elegir su propia aventura, Samper decidió convertir los problemas en oportunidades. Paradójicamente, ese grave contratiempo le ha alejado del potencial interés de varios clubs para hacerse con él. Lesión y lucir el ‘16’ a la espalda son casi causa y efecto y, sin embargo, lo más duro llega ahora porque infinitamente más difícil que llegar es mantenerse. Pero le ha llegado la oportunidad y está obligado a agarrarse a ella con la misma seguridad y determinación de quienes nunca dudaron que llegaría.