Rakitic se queda; gracias 'Míster'

Valverde quiere a Rakitic

Valverde quiere a Rakitic / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Veamos, no nos engañemos, todos sabemos de qué hablamos. Hablamos de dinero. De mucho dinero. De demasiado dinero. ¿Del dinero que ingresan los jugadores?, sí. ¿De las fortunas que cobran estos chicos por, solo (perdón), jugar a fútbol?, sí, sí, también hablamos de eso. ¿Que a usted le parece una auténtica barbaridad el dinero que ingresan estos chavales cuando los salarios llevan años por los suelos y la precariedad laboral es una de las lacras de esta crisis que jamás nos abandona?, más cierto aún, tiene usted toda la razón.

¿Que, encima, cuando su patronal trata de aumentar sus ingresos, su imagen y alzar los derechos de televisión para poder hacer frente a sus fichas, sueldos y primas (porque, además, tienen premio si hacen bien su trabajo ¿usted también?, no, ya), se niegan a hacer determinadas cosas como, por ejemplo, jugar un partido en EE.UU.?, pues sí, sí señores, tienen ustedes razón. ¿Que el Barça, por qué hablamos del Barça aunque podríamos hablar de muchos otros grandes clubs, tendrían que tener cuidado con lo que firman, a qué precio ponen el minuto de juego de cada una de sus estrellas?, también, claro, por descontado. ¿Que no hay derecho a que Piqué gane mucho más que Sergio Ramos?, por supuesto, amigo. ¿Y que muchos suplentes ganen muchísimo más que el mejor cirujano de este país?, ya, y no creo, no, que eso sea demagogia.

Pero, esto, amigos, está montado así. Ellos, dicen, generan miles de millones de ingresos. Yo creo, pese a todo, que los directivos deberían ser más valientes y, de vez en cuando, plantarse. Hay jugadores que renuevan, sí, sí, en el Barça, casi cada año. Y sin casi. E intermediarios que saben manejar el teléfono, al jugador, a los directores técnicos y, por supuesto, a los medios de comunicación para hacer ver que determinado club va detrás de su protegido. Y no estoy diciendo que el interés del PSG por Ivan Rakitic sea un bulo, no. Simplemente estoy diciendo que todos sabemos cómo funciona esto y que nadie parece querer pararlo.

Los directivos del Barça, todos, en todas las épocas, han tenido tanto miedo a subir el abono más barato del mundo futbolístico, casi irrisorio para ver a las estrellas que se ven en el Camp Nou, por miedo a perder la siguiente votación (y eso que saben que no tiene sentido lo que pagan los socios y abonados), como a pararle los pies a los futbolistas, a sus abogados, a sus representantes, a las multinacionales que cada uno de ellos tiene ya tras su espaldas. “Yo he llegado a reunirme con ocho personas cuando nos hemos juntado para hablar de la renovación de fulanito. Estaba hasta ¿cómo se llame eso?, ese, sí, hasta el ‘community manager’”, me decía una de las tres personas más importantes del Barça. Y no daré su nombre, como tampoco del jugador, porque se quedarían ustedes patidifusos.

El caso es que como ya todos sabemos, las estrellas, los futbolistas, se han apropiado del fútbol. Los buenos, claro. Perdón, los muy buenos. El caso es que han pedido tanto y, perdón, les han dado tanto (todo), que ahora no les cuadran los números, ni siquiera después de que mi amigo Manel Arroyo dejase al Barça en la cima de los equipos con más y mejores contratos de patrocinio. Y, sí, ahora resulta que empieza a preocuparles, a los directivos, claro, el tema de la masa salarial. ¿Por sus avales?, no creo, no. Y han pensado que, bueno, no pasa nada si vendemos a Rakitic por la cláusula (125 millones de euros) o un poco menos. Total, Andoni Zubizarreta (despedido, sí, despedido) lo trajo por 18 millones, así que ganamos 107 millones de euros (el negocio del siglo), una vez ya amortizado (y más) un jugador de 30 años.

Pero ¿por qué Rakitic, que es subcampeón del mundo, el jugador más útil –vaaaaale, después de Leo Messi– de la pasada temporada, un ser encantador, amable, educado, maravilloso y extraordinario centrocampista? Pues porque es el que le interesa al PSG. No ha venido nadie más a buscar a nadie más. De momento (y eso debería tenerse en cuenta ¿no?), aún no ha salido nadie (bueno sí, mi amigo Josep Vives, ustedes ya me entienden) a decir “¡Rakitic no se mueve del Barça!”¿Por qué?, porque decir eso significaría, tal vez, que hay que subirle la ficha y no hay dinero.

Pero mientras se espera que alguien de arriba, de muy arriba, diga algo, ¡zas!, aparece el entrenador silencioso, Ernesto Valverde, tan modosito él, y va y dice: “No estamos aquí para hacer negocio, estamos aquí para ganar partidos”. Es la versión moderna ¿verdad? de aquella gran frase de Johan Cruyff: “El dinero en el campo, no en el banco”. Pero es que el ‘Txungurri’ ha dicho más, mucho más, con esa vocecita tan discreta, pero firme: “Yo soy el entrenador y quiero a los mejores jugadores. Rakitic es uno de los mejores y, además, está involucrado con el equipo y el club. Ivan es fundamental para nuestro equipo y yo pienso contar con él. Sus números están ahí y todos conocemos su importancia en el equipo”. ¿Oído barra? ¡Oído barra! Se queda. No se hable más. Busquen el dinero en otra parte. Vayan a pedir a otra taquilla. Rakitic no se toca.