Opinión
La rabia -y lo extraordinario- van por barrios

Laporta, Aitana y Lamine Yamal, tras la gala del Balón de Oro / FC Barcelona
Impactante. Una imagen que, más allá de pasar a la historia, define el presente del FC Barcelona en lo que a fútbol profesional masculino y femenino se refiere. La Masia, otra vez, ha sido reconocida en un podio en el que han brillado Aitana Bonmatí y Lamine Yamal. Ni uno ni otro han conocido otra forma de trabajar que no sea la que han mamado en la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí. Como en otros tiempos lo hicieron Iniesta, Xavi o Messi. El primero fue el encargado de entregar su tercer Balón de Oro -lean y aplaudan a la par- a una chica de Ribes que lo único que hace es obsesionarse por la excelencia e ir a por ella.
MVP de la Eurocopa y de la Champions, Aitana prefiere adoptar un perfil bajo más allá del balón con el que entrena. Eso sí, aprovecha cualquier oportunidad para reivindicar la igualdad y defender la cultura y la lengua catalana. Sus padres, que sólo la acompañaron a París cuando ganó el primero, siguen con su vida sencilla en lo material. Siempre han apoyado a su hija, la han dejado ‘fluir’, han respetado su decisión de adentrarse en el complejo mundo del fútbol femenino y la han apoyado en todos los momentos. En los buenos y en los malos. A Bonmatí la ampara su gente, la misma que la multiplica. Y ella se recoge en su pueblo, con los de siempre, y ha aprendido a moverse en la élite con clase y discreción. Eso sí: cuando se trata de brillar, no duda en enfundarse en unas lentejuelas firmadas por la diseñadora catalana Marta Martí. Con esa imagen poderosa sabe que, tras ella, cientos de miles de mujeres se protegen. Y se atreven a dar el paso y a alzar la voz. Una responsabilidad que esta generación de futbolistas ha hecho suya. El agradecimiento será eterno.
Lamine Yamal, plata en esta carrera y oro en el reconocimiento a una estrella que ha estrenado su mayoría de edad, se muestra al mundo con brillos, desparpajo y una calidad extraordinaria que comparte con su compañera de club. Pero a él, que los enmudece a todos con el mono de trabajo, no se le perdona que viva en abierto, que baile, que celebre fiestas, que se ponga una corona en la cabeza o que vista y luzca un ‘combo’ de prendas y joyas para una foto que supera el sueldo mínimo interprofesional. Un caramelo para los críticos y para los que no soportan que, una vez más, el Barça vaya un paso por delante. Lo ha hecho con la apuesta por el fútbol femenino -mi recuerdo, siempre, para la directiva Maria Teixidor- y para esa Masia que ha hecho de Lamine Yamal lo que es a nivel futbolístico y humano. Le vimos en París con su familia, un compendio de culturas bien avenidas, en la que su abuela y su madre juegan un papel fundamental. También le hemos visto en el Johan Cruyff viendo partidos de sus compañeras. Pero eso no interesa, claro.
Una de Ribes. Otro, del barrio de Rocafonda en Mataró. Ambos reivindican sus orígenes con estilos diferentes e idéntica calidad. A ella algunos no le perdonan la bandera y a él, la vida alegre. Son carne fácil de ciertos críticos pero consiguen enmudecerlos con su trabajo, que a fin de cuentas es lo que cuenta, valga la redundancia. La rabia va por barrios. Pero ya conocemos el antídoto y lo vimos, otra vez, en París. Lo extraordinario. La excelencia.
- Seguridad Social: Quienes hayan trabajado menos de 25 años se verán beneficiados con años de cotización gratis para mejorar su pensión
- Maldini, sobre la posible lista del Mundial: 'Yo si fuera seleccionador, me llevaba a ocho jugadores del Barça
- Said El Mala, alternativa para el Barça
- Buenas noticias para el Barça, Amorim no quiere a Rashford
- Bardghji cierra la puerta
- Hachazo' a Isak: 'No está preparado para jugar dos partidos completos
- El motivo de las expulsiones del Clásico femenino: 'Eres un subnormal
- Alcaraz - Sinner, en directo: la final de las Nitto ATP Finals, en vivo hoy
