Si quieren cariño, cómprense un peluche

Dembélé tiene la sartén por el mango

Dembélé tiene la sartén por el mango

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

El Barça ha pasado del “Ousmane es mejor que Mbappé” y el “puede ser el mejor del mundo en su posición” al “debe dejar el club lo antes posible” y el “debería pensar un poco más en el club”. Son dos maneras de encarar un mismo problema que parecen contradictorias, pero que, en el fondo, son solo dos caras de una misma moneda, que es la única que manda en el fútbol: el dinero.

Lo primero que hay que hacer para entender todos y cada uno de los movimientos del Barça y de los no movimientos de Dembélé es asumir que esto no va de colores, de respeto, de si la abuela fuma o el papá se va de fiesta cada noche. Esto va de billetes, de contar más billetes que el club rival o el jugador que tienes sentado a tu lado en el vestuario. El fútbol, otra vez Tebas, es una industria alejada del deporte, una excusa como cualquier otra para hacerse multimillonario

Pedir a un tipo que llegó sin enterarse de dónde estaba y que se irá sin saber dónde ha estado que tenga empatía por la afición o, en la mayor de las absurdidades, sienta el escudo que ha vestido de forma intermitente es no entender nada de nada. Si quieren a futbolistas comprometidos, busquen en la cantera. E incluso de ahí salen ya algunos mercenarios a los que el blau y el grana les dice mucho menos que el verde del billete de cien o el lila del de quinientos. ¿Recuerdan a un tal Ilaix Moriba? 

El error del Barça, provocado por su pobreza circunstancial, es creer que, con mimitos y piropos, Ousmane entendería que debía renovar, que su especie de introspección genética solo era fachada y que, llegado el momento de amar al Barça, abriría sus brazos y se postraría ante el Camp Nou para ser bautizado como un posible futuro e hipotético heredero de, por ejemplo, Samuel Eto’o. A Stoichkov no hay que nombrarle en vano. 

Si querían cariño, era mejor comprarse un peluche. Lo único que podía esperarse de Dembélé, y está en todo su derecho, es pedir más dinero, que para eso se hizo futbolista profesional y dejó tirados a sus anteriores clubs. El resto es no asumir que la gestión con este futbolista ha sido un desastre y que el único vencedor de todo este asunto es Xavi Hernández, que se hizo una tortilla de sapos y asumió que donde dijo Ousmane dice Abde, demostrando ser, él sí, alguien comprometido con el club. El Barça se equivoca deportándole a la grada como herramienta de coacción y Dembélé se equivoca mintiendo una vez tras otra

Solo Xavi ha sido, en este tremendo lío en el que se ha metido el Barça, honesto del primer al último día con el jugador y responsable y comprometido con el club.