Quien tiene un Alba tiene un tesoro

Bonito el pase de la muerte a Alcácer el domingo en el primer gol del Barça al Athletic, ¿eh? Sensacional el centro medido a la cabeza de Suárez para abrir el marcador en Málaga, ¿no? Brutal cómo Alba se entiende con Messi, al que ha dado un montón de asistencias de gol, ¿no les parece? La aportación ofensiva del lateral izquierdo del Barça es sencillamente decisiva. No deberíamos olvidarnos de Jordi Alba a la hora de juzgar el planteamiento de Valverde, la eficacia goleadora y el altísimo nivel de resultados. Jordi se ha encontrado esta temporada con todo el carril izquierdo para él tras la tocata y fuga de Neymar, pero ha de agradecerle al entrenador que haya sabido hacer de un problema una virtud. El caso es que Alba es el segundo mejor asistente del Barça y de la Liga, tras Messi, por supuesto, algo que tiene mucho mérito cuando por los campos españoles lucen especialistas de la talla de Modric, Kroos, Isco, Parejo, Koke... Pues bien, a todos ellos les da sopas con ondas. 

MAGIA GARANTIZADA. La figura del lateral ha adquirido una gran importancia en el fútbol moderno. Allí donde antes ponían a los menos dotados técnicamente y solo se les pedía velocidad y contundencia para frenar a los extremos rivales, ahora se alinean jugadores de potencia y velocidad, sí, pero también calidad individual y buen toque y manejo de balón. Por lo menos, en los grandes equipos. Hoy casi se puede asegurar que no hay equipo campeón sin grandes laterales. No hace falta decir que el Barça no es lo mismo con Alba que con Digne, como tampoco lo es el Madrid con Marcelo que con Theo o con Carvajal que con Achraf. O el Atlético con o sin Juanfran y Filipe Luis. Alba añade a su estilo una singular virtud para controlar y profundizar, para dar pausa o acelerar el juego. Y así, empezó entendiéndose de maravilla con Iniesta, tiene telepatía con Messi y ahora ya da muestras de complicidad con Coutinho. La magia de la banda izquierda está garantizada.