Y querían despedir a Machín

Los jugadores del Sevilla celebran el primer gol conseguido por Sarabia

Los jugadores del Sevilla celebran el primer gol conseguido por Sarabia / EFE

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Hacemos bien en olvidarnos de las Liga que se ganaban con 100 puntos. O con ‘noventa y tantos’ puntos. Dicen, y les creo, que eso es muy bueno para el espectáculo, para el campeonato, para las apuestas, para la quiniela, para la incertidumbre, pero es, desde luego, todo un síntoma.

¿Un síntoma de qué?, pues de que cada día es más difícil ganar. Es síntoma de que todo un Real Madrid, que solo ha ganado seis de los 11 primeros partidos oficiales que ha disputado esta temporada, empieza a sospechar que se ha equivocado de entrenador.

Un síntoma de que, si no te empleas al cien por cien, cualquier equipo (y no estoy despreciando a ninguno, estoy hablando de presupuesto) te pinta la cara y, por tanto, a menudo empatar, como anoche empató el Barça, es un buen resultado, sobre todo viniendo de un inmenso encuentro en Wembley.

Pero haríamos bien en mantener los pies en el suelo y, sobre todo, ver al resto de equipos, de campeonatos, de países, de proyectos, de enormes y enormes millones invertidos en muchas plantillas y observar, por ejemplo, que hacía muchos años, muchos, que no veía un partido tan aburrido, absurdo, conservador y miedoso que el Liverpool-Manchester City. Y con eso, señores, lo he dicho todo.

Es decir, no estoy perdonando al Barça de Mestalla, no, que va, ni siquiera el hecho de que los azulgrana hayan perdido el liderato de la Liga, estoy diciendo (y, mira, vaya desastre el Bayern, que suma ya tres partidos perdidos consecutivos) que en todas partes cuecen habas.

Es evidente que estamos entrando en el mes de octubre y, por tanto, da la sensación de que el primer gran golpe se ha parado, no solo en la Champions sino también en la Liga, el Barça se mantiene en pie y, desde luego, está empezando a enderezar el rumbo, el ritmo, la alineación, sus esencias y, por supuesto, los resultados. Le falta mucho, pero ni más ni menos que al resto de grandes favoritos, campeones y líderes del fútbol europeo.

Quisiera recordar que el nuevo líder es el Sevilla, que hace un mes estaba incendiando el vestuario del técnico, cuestionando el nuevo (viejo) sistema de Pablo Machin y despidiendo, no solo al ‘mister’, sino también a Joaquín Caparrós, el director deportivo. Y hoy, 8 de octubre, es líder. Algo parecido ocurrió ¿verdad? con el Cholo Simeone hace tres semanas. Y ahí están Sevilla, Barça, Atlético, Real Madrid, Espanyol y Alavés, los seis primeros, separados por solo dos puntos.

Y, llegados a este punto, vale la pena, por ejemplo, detenerse en el gran (y precioso, y fructífero, y contundente) inicio de temporada del Espanyol, que sale a ganar todos los partidos, todos, sin importarle si está en el Bernabéu (donde no pudo ganar, pero mereció empatar) o en casa frente a cualquier adversario. Es de agradecer la apuesta, es de agradecer que no se asuste, que no se arrugue y, sobre todo, que piense, desde la primera jornada, que nada le está prohibido.

PD: Soy muy, muy, muy de Luis Suárez. Lo admiro,  no sé si tanto como su amigo Leo Messi, pero su estado es preocupante. Y, sí, puede que se arregle con la alineación permanente y jugando todos los minutos del mundo, no digo que no, pero ¡uf! está para, tal vez, descansar y volver con más fuerza. No sé, no soy entrenador, no tengo ni idea, pero…