Querían cambios, dos tazas

Laporta

Laporta

Albert Masnou

Albert Masnou

30.184 son las razones que tiene Joan Laporta para cambiar en el Barcelona lo que considere necesario. Si logró un 54% de los votos de los socios es porque la masa social consideró que era el momento de dar un giro de volante a la entidad y recuperar el camino emprendido en 2003, y dejado en 2010 por la puerta de atrás. Hoy, cuando todavía no se ha llegado a los cien días de su segundo mandato, Laporta ha tomado ya un sinfín de decisiones que han afectado a muchos profesionales del club: algunas salidas son una pérdida para la entidad por su destacada profesionalidad, otros tenían lobby y su marcha es criticada por algunos periodistas que antes les aplaudían cualquier decisión, otros siguen allí sin haber sido juzgados con la misma dureza que sus colegas... Todo es discutible. Si Laporta ganó fue porque el socio quería un cambio y Joan solo está llevando a cabo su plan. ¿Qué pone a su gente? Sí, como hizo cualquier otro presidente. 

LOS PROBLEMAS

Laporta cuenta con varios hándicaps: uno es que a veces parece un proyecto poco elaborado, otro es haber empezado su mandato durante el curso de la temporada. Esto es como cuando un entrenador coge a un equipo a mitad de curso, con lo que el riesgo de error es más elevado. Hay otro hándicap que es la necesidad de dibujar un camino con muchas limitaciones económicas, que condicionan decisiones del presidente, tanto en lo que hace referencia a la salida de jugadores, a la continuidad de otros, a la rebaja salarial de otros y a la imposibilidad de salir al mercado, fichar a jugadores no libres o al Espai Barça. Es un puzzle que criticaremos, pero que hoy hay que esperar los días de gracia que se merece. Querían cambios, dos tazas La clave: tiene legitimidad para tanto cambio y a Laporta hay que darle los cien días de gracia