Si me queréis, callarse

Calladitos. Así los quiere Cristiano, así se han quedado tras el escandaloso pase a semifinales de la Champions y así seguirán mientras tejen a buen ritmo los hilos en los palcos para que no tarde otro año en llegar la duodécima que se atisba en el horizonte. 

Calladitos. Con el índice en los labios, el astro portugués pidió silencio al Bernabéu, harto de las críticas y de los pitos que le han dedicado cuando no ha gustado su trabajo, algo que ha venido sucediendo con preocupante asiduidad en los últimos meses. Con el victimismo por bandera y sabiéndose el centro del universo, CR7 volvió a decirle a los suyos que su hat trick es razón suficiente para olvidar todo lo pasado, que es bastante. 

Calladitos. Así se han quedado en la capital del reino tras la enésima y descarada ayuda arbitral. Con la boca pequeña han reconocido lo imposible de disimular ni mirando hacia otro lado. La vara de medir, el doble rasero y la doble moral en perfecto estado de revista, por supuesto. 

Calladitos. Así se fueron a casa los jugadores del PSG tras el 6-1 en el Camp Nou y con Unai Emery los medios franceses ejerciendo la autocrítica escrupulosamente. La tropelía en Madrid fue tal que dicen que varios cracks del Bayern irrumpieron en el despacho arbitral y Ancelotti, que poco o nada ha hablado en su vida de los colegiados, culpó a Kassai de la derrota. 

Calladitos. Así se guardaron en los bolsillos los signos de exclamación y los interrogantes que se multiplicaron tras la remontada histórica del Barça. Eso sí, sacaron la artillería pesada con los puntos suspensivos del tuit de Gerard Piqué y pusieron el punto y aparte a una historia vergonzosa y vergonzante que marcará esta competición que parece peligrosamente preparada para que la gane el Real Madrid. 

Calladitos. Porque si quieren este título no pueden decir ni pedir nada más. Punto y seguido a una historia que se empezó a escribir hace muchos, muchos años en blanco y negro. Si queréis esta Champions, callarse. Ya está todo dicho.