¿De qué quiere Piqué que hable Neymar?

Gerard Piqué tiene aspiraciones muy altas para su Andorra

Gerard Piqué tiene aspiraciones muy altas para su Andorra / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Tú, que eres un ser normal, que te pasas la vida trabajando y que, si tienes suerte (la suerte es muy importante en esta vida), ayudas a tu familia a salir adelante, empiezas a pensar en los ricos deportistas y, sobre todo, su situación personal y, más aún, en sus vidas privadas, familiares e, incluso, por supuesto, profesionales y te echas las manos a la cabeza.

No solo por ellos, por la escasísima formación que tienen (siempre pueden decirte que ellos no han podido formarse, ni estudiar, ni nada porque, desde niños, se dedicaron solo al deporte), sino también -creo que, en este nuestro rincón, hemos hablado más de una vez de este tema- en la gente que les rodea, es decir, sí, sí, empezando por sus padres y terminando por esos mánagers y/o abogados que, en muchísimas (en demasiadas ¿verdad? ocasiones) acaban tomándoles el pelo, cuando no robándoles.

Y, sí, claro, sí, les hablaré de Neymar Júnior, cómo no. Porque es, en estos momentos, un caso escandaloso en ese sentido. Y, sí, sí, también les puedo comentar alguna cosa de otro grande, de un pentacampeón del mundo de motociclismo, el mallorquín Jorge Lorenzo, que parece estar atravesando no solo un momento de dudas sino, incluso, un instante (ya demasiado largo) de caos.

Oí el otro día decir a Gerard Piqué, en ese sentido, ¿verdad?, un modelo a seguir (bueno, yo tendría muchos matices a hacer a ese ser perfecto), que decía que, en el caso de Neymar, lo que tiene que hacer la estrella brasileña es dar la cara, hablar. Y en cuanto leí lo que había dicho Piqué pensé: ¿a qué se refiere el central azulgrana? ¿De qué tiene que hablar Neymar? ¿Qué tiene que decir?

Porque, veamos, qué pretende Piqué, que Neymar diga que está harto del PSG. Ya lo ha dicho por activa y por pasiva. Que se quiere ir (volver) al Barça, también lo ha dicho. Que desea estar, de nuevo (bueno, él se suele escapar cada mes varias veces en su jet privado a Barcelona), con sus amiguitos Messi y Suárez. También lo ha contado a los mil vientos. Que está dispuesto a bajarse el sueldo para volver a Barcelona. También se lo ha dicho a Josep Maria Bartomeu y, por tanto, no hace falta que lo airee más.

Entonces, ¿qué quiere Piqué que diga? Pues, no tengo ni idea. Debe ser que insulte al dueño catarí del PSG. Que se niegue a vestir esa camiseta. Que se haga un video con la productora del central culé. No sé, es que, la verdad, no entiendo qué cosa más fea puede hacer Neymar para que lo suelten del PSG y pueda fichar por el Barça.

Lo que, tal vez, debería decir Piqué, él sí, es que cualquier sondeo entre la masa social del Barça impediría que el ‘més que un club’ fichase a un futbolista con la historia que arrastra Neymar. Es más, acabó de ver encuestas en los medios madrileños que dicen que la mayoría de los socios y seguidores del Real Madrid no lo quieren ver allí, en el Bernabéu, ni en pintura.

Y es que ese es el problema de esos chicos, que se creen, se consideran, van diciendo que son los mejores e imprescindibles. Y, mira por dónde, igual acaban por tener que comerse el orgullo, que ellos mismos, con sus poses y decisiones (y actos y, a veces, escándalos) se han tenido que comer con patatas. Va siendo hora de que para vestir la camiseta del Barça haga falta algo más que ser un virtuoso y filigranero del balón o, como mucho, ser amiguito de Leo Messi.

Les hablaba de Lorenzo, por citar un segundo caso que me parece esperpéntico por él, por su forma de pensar y por la gente que lo rodea. No tenía dónde correr, a mitad del pasado año, Alberto Puig le ofreció un contrato en Repsol Honda y pilotar la mejor moto del Mundial de MotoGP, la campeona. Firmó. Llegó lesionado, se entrenó tarde y mal, corrió, se hizo daño, no se hacía con el control de la RC213V, viajó a Japón varios días, lo atendieron los ingenieros de Honda, le hicieron unos arreglos en su moto para que pudiese pilotar más cómodo y se cansase menos. Volvió a hacerse daño (mala suerte, les hablaba de eso al inicio de mi texto, de la suerte o mala suerte), se fue de vacaciones (estaba lesionado, de baja) a las Maldivas, se hizo fotos en el mar y, ahora, cuando toca volver (bueno se ha saltado Brno y, este fin de semana, Austria, pero vuelve a final de mes, en Inglaterra), va y la gente de Honda se entera de que está negociando con varias marcas y equipos para cambiar de escudería. ¡Y firmó por dos años!

Es tremendo. ¿Creen Neymar y Lorenzo que la gente es tonta? ¿Creen que el PSG le va a soltar por su cara bonita? ¿Que el Barça le va a fichar a precio del Neymar que fue antes? ¿Que Honda se va a quedar con los brazos cruzados? ¿Que otra marca va a confiar en alguien en bajísima forma?

Desde luego, puede que a los dos les salga la operación. Puede que uno acabe en el Barça y otro, en Ducati. Pero la imagen de ambas estrellas, campeonísimos y millonarios, deja mucho que desear. Y, ya ni les cuento, el de su entorno. Lamentables todos, de verdad.