Que se quede el talento y suba la cantera

Leo con cierta tristeza que Eric García, la perla de La Masia que el Manchester City se llevó hace un año, ha debutado con los grandes del primer equipo que dirige Guardiola. El jugador tiene ahora 17 años y un futuro extraordinario como defensa central. Previo pago de 2 millones de euros, dejó el Cadete A para ir a jugar a la Premier, donde confía tener más participación y mejor futuro. El Barça lo ha formado y el Manchester lo perfeccionará, aportando, si no hay imprevistos, mucho talento a su nuevo equipo.

La tristeza que he sentido no es por él, al que le deseo lo mejor; la tristeza la siento como barcelonista, al ver cómo otra perla se ha marchado, alargando el reguero de chavales que podrían, al menos en teoría, haber entrado en la plantilla del primer equipo. Ya se sabe que luego las trayectorias de los jugadores se pueden desviar con el paso del tiempo y no hay nadie que pueda afinar como para asegurar nada al cien por cien; pero de entrada García ya ha lucido el brazalete de capitán y hace unos días fue el mejor del equipo en el partido amistoso disputado contra el Borussia Dortmund. Mientras una perla como García convence en Manchester, aquí se ficha a Lenglet y a un Yerry Mina que no interesa porque no encaja en los planes de Valverde.

Dicen que Valverde quiere una plantilla corta para esta temporada, y algunos interpretan que, tal vez, esto procure más oportunidades para los jugadores de la cantera. Ojalá sea así. Todos los barcelonistas deseamos que se incorporen al equipo gente que venga del epicentro barcelonista, porque los equipos con solera necesitan jugadores de la cantera que contagien a los que pasan por oficio. No hace mucho, un conocido personaje del fútbol me decía haber estado de visita en uno de los dos equipos de Manchester y que la única cualidad de la que no disponía ese equipo es el alma que otorga la gente de club, que son la esencia y la fuerza necesaria para ser tan grandes como aquel Barça de Pep en el que debutaron 19 canteranos.