Lo que pudo ser y no fue ni será

Thiago y Rafa vuelven a compartir un momento de felicidad

Thiago y Rafa vuelven a compartir un momento de felicidad / J. M. AROLAS

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

 Julen Lopetegui juntó el domingo a Iniesta, Isco y Thiago. Más Busquets, claro. Y, si quieren, también a Silva. Jugones en estado puro. Como en los grandes momentos del Barça de Guardiola y La Roja de Del Bosque, donde Busquets, Xavi e Iniesta eran los reyes del fútbol. Si quieren, también Cesc. Todos del Barça, los genuinos representantes del tiqui-taca que solo en el Camp Nou se ha vivido, hasta ahora, en su máxima expresión. Las cosas han cambiado últimamente. En el Barça, Iniesta lucha en solitario contra la historia y el paso del tiempo para mantener el estilo. Se marchó Xavi, se dejó marchar a Thiago y no se ha fichado a jugadores de su perfil. Rakitic fue el primer síntoma: más fuerza y verticalidad. Y luego André Gomes no se ha adaptado, Arda ha sido un fracaso y Rafinha y Denis Suárez no están al nivel de los que se fueron. La cuestión no es que se hayan acabado los jugones, sino que el Barça no ha renovado la plantilla en esta dirección ni la cantera ha proporcionado savia nueva, ambas cosas graves, pues significa, por una parte, no haber invertido en el estilo y, por otra, no haber insistido en la formación.

La prueba está en el centro del campo de la selección. Sí hay jugones, lo que pasa es que ya no los tiene todos el Barça y, lo más preocupante, empieza a tenerlos el Madrid. Soy de los que opinan de que en la vida hay que pensar en el futuro. También debe ser así en el fútbol. El Barça ha disfrutado de la mejor generación de futbolistas de su historia. Cantera más estilo y el mejor jugador del mundo, argentino pero también canterano. La fórmula perfecta. Pero no la ha renovado. 2013 fue un mal año en este sentido. Se traspasó a Thiago al Bayern por 25 millones, por un error dramático con las cláusulas de su contrato, y se descartó a Isco, que se fue al Madrid por 30 millones. Por 55 millones volvería a tener ahora el centro del campo de la selección y un fiel exponente de su estilo. Y por 58,5 le sumaría a Asensio. En cambio, le piden 100 millones por un solo jugador, Verratti. La diferencia es sustancial.