Lo que nadie preguntó a Messi

Leo Messi recibió su cuarta Bota de Oro

Leo Messi recibió su cuarta Bota de Oro / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

Messi recibió ayer su cuarta Bota de Oro, pero por el reconocimiento que recibió parecía que estaba recogiendo el Balón de Oro. En realidad, se merece los dos: uno lo tiene por sus méritos objetivos, el otro lo perdió por cuestiones subjetivas. Lo explicó él mismo ayer: nunca se ha visto a sí mismo como un goleador, una frase asombrosa si tenemos en cuenta que la dice uno de los mayores goleadores de la historia del fútbol, pero que explica mejor que cualquier otra su descomunal talento. Y es que, por muchos goles que marque, su aportación a este deporte es tan monumental que afecta a todos los aspectos del juego y trasciende el mero hecho de anotar. Las reflexiones futbolísticas que ayer hizo Messi, sobrias, precisas e inteligentes como su juego, confirman que ya en su madurez ha acumulado demasiados conocimientos como para que queden sepultados bajo tanto silencio. No nos cansaremos de repetirlo: Messi debe hablar más, el fútbol se lo pide, los aficionados se lo merecen. 

Fruto de esta dosificación mediática, ha nacido uno de los mayores malentendidos de la historia reciente del Barça, que tiene que ver con su renovación. Resulta que su padre ha firmado los poderes y que el nuevo contrato ya es efectivo, pero en cambio no hay manera de que él estampe físicamente su firma ni conceda la famosa foto. Ciertamente, todas las partes coinciden en que Messi no está en peligro, ni hay ninguna posibilidad de que abandone el Barça. Pero ¿por qué no tenemos la foto? La pregunta es pertinente, y ayer no se hizo absolutamente nada por aclararla. Y para que una bola de nieve no se haga más grande no hay nada peor que engrandecerla con los silencios. En el acto de ayer no hubo, o no se permitió, ninguna pregunta sobre el tema de la fotografía-renovación, algo que no hace sino profundizar en el problema. La ausencia de preguntas sugiere que se trata de un tema tabú. Ya nadie se cree, como se dijo en septiembre, que hay solo un problema de agenda. Lo mejor es que se haga la foto ya. Y si no que, de una vez y por todas, nos expliquen qué sucede. La bola de nieve de la foto de Messi baja por la pendiente cada vez a más velocidad.