Que no nacimos ayer, señores

Me pilla en el AVE la noticia que el Comité de Competición de la RFEF aplaza la decisión de sancionar o no el corte de mangas que Bale le dedicó al respetable del Wanda Metropolitano. Alega que le “falta información”, por lo que imagino que llamará a un especialista en anatomía para dilucidar que es lo que hace exactamente Gareth con sus extremidades superiores. También podría el Comité utilizar el VAR para precisar las líneas del gesto y ubicarlas en su lugar correspondiente. O llamar a un experto en comunicación no verbal.

La cuestión es que estamos pendientes de la apertura de un expediente extraordinario y de ser castigado, el galés se perdería varios partidos, ‘clásicos’ incluidos. Dilatar el tema y/o ponerle un tupido velo para opacarlo es algo habitual en la capital. Que vaya pasando el tiempo y la presunta ‘botifarra’ y el 1-2 ante el Girona se vayan colocando al margen de la actualidad para centrarse más en el basquet (que ha pasado de suplente a titular en la caverna mediática), los árbitros (tema recurrente en función de lo que afecte a Florentino Pérez) o en Piqué (un habitual de la casa).

El central blaugrana ha vuelto a excitar a la parroquia merengue ironizando sobre las quejas arbitrales del Real Madrid de baloncesto. Como canta Serrat, “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio” y ahí les duele, algo que Piqué sabe muy bien. Más allá de la excelente temporada que está realizando -¡qué bien le ha sentado dejar la selección!-, que su dedicación a negocios deportivos de calado no afecten a su rendimiento y de compartir su vida con una estrella mundial,

Gerard sabe perfectamente cuándo y cómo debe hablar de ciertos temas. Él fue el que denunció “los hilos del palco” del Bernabéu y el que aseguró que “ya sabemos como funciona esto”. Agitar este avispero de tanto en tanto no está nada mal. Que no hemos nacido hoy, señores, y tenemos muy claro como mueven la maquinaria, como encienden el ventilador y como desvían el foco.