EN LA ORILLA

¿Qué cambio hace falta?

Martí Perarnau

CON MESSI, Iniesta, Busquets y Piqué en sus filas parece un atrevimiento insensato amenazar al Barça con todos los cataclismos en el porvenir inminente. Y es una insensatez, pese al irregular año y medio que ha encadenado el equipo. Messi, Iniesta, Busquets y Piqué (por citar a cuatro puntales en condiciones y edad formidables) suponen una columna vertebral difícilmente superable. Entonces, ¿qué cambio hace falta? Pues, aunque les parezca una perogrullada, la respuesta es que hace falta un cambio acertado. Y que despeje dudas. Eso no se refiere a altas y bajas, sino a algo mucho más importante. “Contra el PSG no sabías si jugar a una cosa u otra”, dijo Iniesta tras eliminar con mil apuros al equipo de París. “Hemos vuelto a los orígenes. Esperamos no necesitar otro cachetazo para volver a los orígenes. Hacía tiempo que el equipo no hacía las cosas como hoy”, dijo Mascherano tras eliminar al Milan.

“Si hacemos lo que debemos...” ha sido la frase más empleada por los jugadores y, desde el exterior, uno se imagina que no hay nada más importante que definir con acierto a qué se quiere jugar. Esta temporada, y parte de la anterior, hemos visto a un Barça largo y separado, verticalizado, apostando a menudo por el contragolpe. Fue un acierto en el primer tramo y logró buenos resultados, sin duda alguna, pero también ha padecido rabiosamente en cada transición defensiva y encajado más goles de los imaginables: tras 56 partidos oficiales (y haber marcado 148 tantos, a 2,64 por encuentro), la meta blaugrana ha sido perforada 67 veces, a un promedio de 1,2 goles por partido, una cifra inaudita. Solo en 16 los 56 partidos jugados logró no encajar gol. ¿Tiene los jugadores adecuados para jugar al intercambio de golpes? Frente al común de los equipos seguro que sí, pero ¿frente a los grandes? Ahora que tanto se habla de planificación, gestión del vestuario, competitividad interna y evoluciones tácticas, podríamos resumir en que es básico que Tito acierte con el cambio que hace falta.