Que cada uno responda de sus actos

Bartomeu cierra la crisis: Abidal y Messi se reconcilian (EN)

Bartomeu cierra la crisis: Abidal y Messi se reconcilian

Bojan Krkic

Bojan Krkic

Hay cosas que solo pasan en el mundo del fútbol. Parece lógico que cualquier proyecto, del área profesional que sea, cuente con especialistas en el segmento en cuestión. Pero el fútbol es otro mundo. Este deporte tiene la dimensión que tiene gracias al poder de atracción que ejerce sobre todo tipo de personas, se dediquen a lo que se dediquen a nivel profesional. Infomáticos, camareros, artistas, médicos, peluqueros o ingenieros disfrutan del fútbol. Suele decirse que todos tenemos un entrenador dentro, pero yo añadiría que también tenemos a un director deportivo, un secretario técnico o incluso a un presidente de club.

Pero una cosa es solucionar los problemas de tu equipo sentado alrededor de una mesa con tus amigos o charlando mientras te cortan el pelo y otra muy diferente es ponerse al mando de un club. Evidentemente, hoy la mayoría de clubs deportivos son también gigantes a nivel empresarial y eso hace aún más difícil su gestión, su estructura profesional. De hecho, gran parte del éxito está en encontrar el equilibrio entre el perfil empresarial y la vertiente deportiva. Una misma persona puede ser un empresario de éxito al frente de sus sociedades y, en cambio, naufragar estrepitosamente dirigiendo un club de fútbol. La clave, como en la mayoría de cosas en la vida, está en reconocer y aceptar tus limitaciones y, seguramente lo más importante, saber delegar. Un ejercicio vital en grandes estructuras.

Lo que quiero decir es que cada uno debe responder de sus actos, de su responsabilidad. Lo normal es que alguien que ha mamado el fútbol tenga más conocimientos en esta parcela que un directivo, de la misma manera que un directivo, normalmente empresario, tiene más herramientas para encontrar recursos con los que satisfacer las necesidades deportivas. El presidente de un club debe dejarse guiar por quienes han vivido el fútbol desde dentro. En el Barça, además, es imprescindible entender el club, conocer su alma, su particular forma de ser. Esas virtudes solo las reúne quienes sienten sus colores. Lo cierto es que echo de menos que grandes figuras del barcelonismo ocupen cargos de gran responsabilidad desde el punto de vista deportivo, que sean, en definitiva, quienes manden. Porque, a día de hoy, y ante los problemas de planificación que está viviendo el club, es muy difícil saber a quién hay que pedir responsabilidades. En una estructura tan grande, todo el mundo debe saber exactamente cuáles son sus funciones, desde el presidente hasta el utillero. Solo así quienes toman las decisiones se harán también responsables de ellas. Para lo bueno y para lo malo.