¡Qué bueno que viniste, Mirotic!

Mirotic, protagonista en SPORT

Mirotic, protagonista en SPORT / VALENTÍ ENRICH

Ernest Folch

Ernest Folch

Nikola Mirotic nos confiesa en su primera extensa entrevista como jugador del Barça por qué decidió dar este paso tan importante en su carrera: “El proyecto que me ofrecieron me emocionaba, sacaba mi fuego interior y esas ganas de ser mejor”.

O lo que es lo mismo: una estrella ‘top’ de la NBA vino a Barcelona porque le sedujo el Barça y su renovadísima sección de basket. Y además, como explica a SPORT, vino cobrando menos dinero y renunciando a la mejor liga del mundo porque “aquí, en el Barça, me siento importante”.

Después de varias semanas de competición, puede decirse que no solo ha confirmado las expectativas que generó con un gran juego, sino que además ha mostrado una capacidad de adaptación extraordinaria, conseguida en tiempo récord.

Como nos explica hoy, el montenegrino ya disfruta de Barcelona, de su clima, de su comida y de sus monumentos, va al Camp Nou a ver a MessiGriezmann y compañía, e incluso ya es capaz de entender un poco de catalán, lengua que ha añadido a las cuatro que ya sabía y al griego que está aprendiendo.

En el Barça tendemos a menudo a ver el vaso medio vacío y a llevar hasta el extremo un sentido crítico, que por otra parte es imprescindible. Pero de vez en cuando deberíamos saber poner una pausa en este pequeño fiscal que llevamos dentro y aplaudir sin complejos.

El fichaje de Mirotic es uno de esos éxitos que merecen un reconocimiento de verdad porque demuestra la fuerza de la marca Barça, capaz de seducir incluso a una gran estrella de la NBA, y porque ha servido para impulsar el renacimiento de una sección, que en los últimos años estaba alicaída, y que hoy, más allá de los títulos que se logren al final de la temporada, es capaz de ilusionar al culé como hacía muchos años que no se conseguía.

Nikola ejemplifica la nueva era del Barça de basket, como se ve en un Palau revitalizado y con más asistencia que nunca. ¡Qué bueno que viniste, Mirotic!