Un puntazo con sabor a octavos de final

Mundial de Fútbol: España - Alemania

Mundial de Fútbol: España - Alemania

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

España sueña con volver a ganar un Mundial. Lo hizo en Sudáfrica con un equipo formado básicamente con jugadores del mejor Barça de la historia. Aquella generación de futbolistas (con Valdés, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Iniesta o Pedro) es irrepetible. Pero Luis Enrique ha conseguido construir una nueva selección ilusionante, manteniendo la veteranía del pasado (el propio Busquets) con el talento del futuro que ya es presente (Pedri y Gavi, por ejemplo). No se trata de caer en las odiosas comparaciones, pero la felicidad que transmite este equipo en el campo se parece mucho a la emoción que generaba el combinado de Del Bosque en 2010. A pesar de las críticas, muchas injustas y algunas ruines, que ha recibido Luis Enrique, la nueva España que ha creado el técnico asturiano invita a la ilusión. Y el espectacular debut ante Costa Rica solo hizo que reafirmar esa sensación de optimismo. La selección vuelve a estar en condiciones de conseguir algo grande. Muy grande. Como hace doce años. El primer paso se dio ante los centroamericanos. Y el segundo tenía que llegar anoche frente a una Alemania que llegaba al duelo decisivo del grupo herida por su sorprendente derrota contra Japón. 

El partido entre España y Alemania fue tenso e intenso. Como se podía presagiar con unos octavos de final en juego. La selección de Luis Enrique tuvo el control y pudo marcar el primer gol en un gran disparo de Olmo que desvió Neuer al palo. Pero los germanos también pudieron adelantarse y de hecho lo hicieron, aunque el tanto de Rüdiger fue anulado por fuera de juego. Dominó España el balón, pero Alemania metía miedo en las contras y a balón parado. Al descanso se llegó con un 0-0 que lo dejaba todo abierto. Y la segunda parte fue un torbellino de emociones. Morata (tras una mágica asistencia de Jordi Alba) puso el 1-0 para España, pero Füllkrug igualó la contienda a siete minutos del final. La recta final del encuentro no fue apta para cardiacos, pero la selección española acabó sumando un punto que vale su peso en oro. Un punto que permite acariciar los octavos de final del Mundial. Con un empate ante Japón el próximo jueves sería suficiente para lograr el primer objetivo. España no ganó a Alemania pero volvió a demostrar que su límite en esta Copa del Mundo es el infinito.