Pues sí, fue gol, gol de Messi

Mateu Lahoz no solo anuló un gol legal a Messi, sino que le amonestó

Mateu Lahoz no solo anuló un gol legal a Messi, sino que le amonestó / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Ahora que, dicen, no sé yo, pero lo dicen, que el fútbol que preside Luis Rubiales es mucho más abierto, democrático y transparente que antes, dicen, insisto; ahora que también cuentan que los que dirigen a los árbitros quieren que sus pupilos no parezcan ogros sino seres normales, hasta humanos; ahora que, cuentan, ya ven, y, sí, sí, ya ha sucedido, que Carlos Velasco Carballo, el nuevo presidente del Comité Técnico de Árbitros, que tiene muy buena pinta, va a dar explicaciones de todo y sobre todo (especialmente del VAR), acaba de producirse (sí, ya sé que lo han leído y se han quedado con la copla, como yo) un hecho que para mí es importantísimo y que, bueno, sabido años después no sirve de nada, más bien aumenta la rabia, pero tiene sentido repasarlo.

Son de esas cosas que si las hubieses sabido al día siguiente o la misma noche, nadie sabe qué hubiera ocurrido. Lo cierto es que nos hemos enterado casi cuatro años después y lo único que se me pasa por la cabeza es lo tremendamente injusto que es el fútbol (cosa que ya sabíamos todos) y, sobre todo, lo mucho que puede cambiar un instante, un pitido, una decisión, una jugada, no ya el desenlace de una competición, no ya el devenir de una entidad (por ejemplo, un club de fútbol) sino, lo que me parece aún más grave, cómo puede variar una decisión errónea el juicio que el mundo, en este caso del fútbol, puede tener sobre un técnico, tan educado como profesional y buena persona, llamado Tata Martino.

Porque resulta que aquello que todos vimos como gol, como golazo, como tanto legal porque la cesión (casi el pase) venía de un atlético, es decir, de Juanfran y, por tanto, el gol de Leo Messi era golazo y título, también lo fue, minutos después para el que lo había anulado, el colegiado de aquel Barça-Atlético del Camp Nou, donde los del Cholo Simeone se llevaron el título por aquel gol anulado, sí, sí, por aquel gol pues, pese a su regularidad, grandiosa temporada, victorias, empates y escasísimas derrotas, al final ganaron el título porque un señor llamado Mateu Lahoz, mira, el colegiado al que muchos (demasiados) consideran el mejor, la pifió.

Y ha sido ahora cuando el bueno de Elvio Paolorosso, uno de los ayudantes del Tata Martino, le ha contado a la cadena de TV TNT que, estando llorando en el vestuario del Camp Nou, Mateu Lahoz entró en el vestuario del técnico argentino del Barça y le pidió disculpas porque, en efecto, el gol que le había anulado a su Barça, a Messi y que hubiese significado otro título de Liga para los barcelonistas, insisto, lo siento, pese al ‘temporadón’ del Atlético, había sido perfectamente legal.

Esa decisión, sí, sí, cierto, como otras muchísimas decisiones erróneas de aquella temporada, seguro, hizo que Martino dejase el Barça, Barcelona, Catalunya y la Liga española como alguien que no había dejado marca y, sin embargo, si Mateu Lahoz hubiese concedido aquel gol legal, porque lo era y porque, luego, hasta él mismo se dio cuenta de que la había pifiado, el míster argentino se hubiera ido, o no, pero con un palmarés más rico del que se llevó.

Yo, lo siento, o no, pero noticias así son las que me hacen pensar que, a menudo, el deporte nos juega malas pasadas, de ahí que defienda tanto el VAR (o cualquier ayuda, artilugio) que haga mucho más justo el juego.

Enterarte ahora, cuatro años después, de que Mateu Lahoz reconoció minutos después que era gol, provoca cierta injusticia… deportiva, claro, que es la más asumible porque forma parte del juego. Pero duele ¡caray!