No me lo puedo creer

Sibilio, junto a Solozabal y Epi

Sibilio, junto a Solozabal y Epi / JOAN MONFORT

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Como una puñalada. La noticia de la muerte de Chicho Sibilio me deja muy tocado. Por mi cabeza se suceden un sinfín de imágenes compartidas y, por encima de todo, el enorme cariño y afecto que nos teníamos. Desde la lejanía, y aunque fuera por contactos esporádicos, siempre he seguido considerándolo un amigo y una persona entrañable.

Del Chicho que aterrizó muy joven en Barcelona, perdido y bullicioso, a la persona centrada y familiar que era actualmente, han pasado unos años en los que, muchas veces a base de tropezones, el bueno de Chicho supo encontrar su camino. Estoy recibiendo muchas llamadas de gente cercana a él que, con la voz entrecortada, me dicen que no se lo pueden creer. Ha sido, fue, un espíritu libre que supo ganarse el cariño de todos desde su sinceridad, su cercanía y su inigualable carácter alegre y dicharachero.

Hace poco, a raíz de un reportaje del diario SPORT, nos pudimos reunir Chicho, Epi y yo. Un encuentro pleno de recuerdos y batallitas. Inolvidable. Muchos besos para Aroa y toda su familia. Creo que no es momento de hablar de él como jugador. Eso será en otra ocasión. Siempre te querré Chicho.