El proyecto del Barça vive momentos difíciles

Laporta llega a la comida de directivas

Laporta llega a la comida de directivas / Sergi Capdevila

Albert Masnou

Albert Masnou

Muy triste el Barça por ser incapaz de defender lo que pregona. Hay que ser valientes en el Bernabéu, decían. Mucha teoría.... Una falta en la primera parte (y en ataque, de Lewandowski) demuestra que el equipo azulgrana es hoy un grupo sin alma, asustadizo, con poca autoestima, sin atrevimiento, aún sin capacidad de competir ante cualquier equipo grande de Europa, ya sea en la Champions o en la Liga.

La derrota en Madrid no hace más que acrecentar las dudas que acorralan a este equipo después del KO contra el Inter. Lo peor es que no sabe muy bien a qué juega, ni es capaz de rebelarse cuando las cosas van mal. En el Bernabéu dio un nuevo paso atrás. Además, el Madrid no quiso hacer sangre con el Barça, que solo despertó a partir de la media hora de la segunda parte con la entrada de Gavi, Ansu y Ferran. Fue un espejismo porque llegó un nuevo retrato de Eric García, que condenó al Barça. El central es un reflejo de lo que es el equipo, incapaz de plantar cara a jugadores top, en su caso por un tema físico acrecentado por errores impropios de un central.

Xavi y su staff sufrieron en el Bernabéu

Xavi y su staff sufrieron en el Bernabéu / VALENTI ENRICH

Otros, como Busquets, seguirán estando en el ojo del huracán por vivir en plena decadencia. O los extremos, por su escasa aportación ofensiva. O incluso a los despachos por configurar una plantilla con tres laterales derechos titulares y sin uno que pueda jugar en la derecha o que el propio Busquets no tenga un sustituto. O por inversiones desproporcionadas por el rendimiento que ofrecen como es el caso de Ferran o Raphinha. Mucha tela que cortar en este aspecto pues tampoco pudieron limpiarle a Xavi un vestuario de elementos tóxicos, como en su día sí se hizo a Guardiola.

El Barça ha sentado de forma imprecisa las bases de su proyecto. Su vestuario lo conforman un grupo demasiado heterogéneo, sin haber dado todavía el cambio de poderes. Los capitanes viven apartados, los muchos fichajes -en su mayoría extranjeros- todavía no saben donde están y los jóvenes no se atreven a dar ese paso porque aún no les toca ni tienen el camino despejado para hacerlo.

Habrá buen ambiente, como dice Sergi Roberto, y que son una familia, pero los roles están por repartir y nadie sabe a quien le toca tirar del carro. Ni una falta en tantos minutos es una detalle significativo que la mentalidad tan sumisa de este equipo, carente de entusiasmo que le obliga a plantearse no solo cómo juega sino también cómo pierde.