De un problema, una ventaja para Valverde

Valverde está consolidando una alineación tipo

Valverde está consolidando una alineación tipo / AFP

Jordi Costa

Jordi Costa

Llegados al momento decisivo de la temporada, y la eliminatoria contra el Liverpool suena a final anticipada, ni Dembélé, ni Coutinho han hecho méritos suficientes, por un motivo u otro, para que les consideremos inamovibles en los planes de Valverde. Una circunstancia que, a priori, es negativa se puede convertir en una ventaja, e incluso un as en la manga, para el técnico.

En los últimos días, andamos escrutando el rendimiento numérico de ambos futbolistas -las estadísticas del francés son mucho mejores- e intentando comparar el momento actual de forma de cada uno, que podría parecer lo más importante a fin de cuentas. Y resulta que Coutinho insinúa una leve mejora -lo cual no era difícil a la vista de su temporada- mientras que Dembélé apunta dificultades para retomar el momento dulce que atravesaba cuando se lesionó. Pero hay un tercer aspecto nada despreciable que tiene que ver con la estrategia que tenga en la cabeza Valverde para encarar a un rival con unos rasgos tan definidos como el Liverpool.

Si preguntásemos a un aficionado de a pie cuál de los dos futbolistas puede hacer más daño al rival, creo que ganaría la candidatura de Dembélé, que es más desequilibrante en el último tercio de campo. Sucede que alinear al francés implica dar al equipo más herramientas para convertir el partido en un ida y vuelta, y menos para contener el choque.

Duelo de bajas revoluciones

Y parece claro que, ante un equipo que es pura dinamita al contragolpe, con los Salah, Mané y Firmino en la punta de ataque, parece mejor receta para el Barça un duelo de bajas revoluciones. Desconozco hasta qué punto Valverde confía en la capacidad de Coutinho para ayudar al equipo a asociarse y juntarse alrededor del balón, pero es obvio que, en este aspecto, es la antítesis de Dembélé.

Así las cosas, y vista la tendencia del técnico a plantear los partidos pensando en catorce piezas, y no sólo en las once que empiezan, tendría sentido arrancar con la pausa brasileña y finalizar con el vértigo francés.

En cualquier caso, del momento poco convincente de ambos nace una posibilidad para el entrenador de intervenir desde la alineación. A diferencia, por ejemplo, de cuando el Barça tenía a Neymar completando el tridente, ahora el once no le viene dado y puede elegir la tercera pieza del ataque según sus necesidades y su idea de partido. Y sin que a nadie le extrañe su elección. Y quizás lo priorice por delante de estadísticas y estados de forma, o incluso lo utilice para despistar a Klopp