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Opinión

Un problema llamado Mundial de Clubes

Xabi Alonso, entrenador-jugador

Xabi Alonso ha pasado a la acción, implicándose de lleno en los entrenamientos / Perform

El Mundial de clubes está puesto en calzador en un calendario ya de por sí sobrecargado. La disputa de este torneo de nueva creación ha provocado que los clubes europeos deban disputar una prórroga a una temporada larguísima. Una prórroga que puede durar un mes, hasta mediados de julio. Una prórroga que provoca que una temporada se junte con la otra.

Cuando, por ejemplo, el Real Madrid acabe el torneo, en el caso de llegar lejos, los otros equipos de la competición española empezarán la pretemporada. Entonces, deberán tener unos días de vacaciones para empezar el siguiente curso, a contrapié, tarde y sin apenas tiempo para efectuar la pretemporada en condiciones. Esto se puede traducir en una masiva plaga de lesiones.

Cuando el PSG, por ejemplo, no ha podido ni celebrar el título de la Champions porque el día después de conquistarlo los jugadores de Luis Enrique se tuvieron que ir con sus selecciones y hoy mismo ya vuelven estar a las órdenes del técnico español para preparar este torneo cuyo principal aliciente es la recompensa económica.

Dos posiciones

Aquí habrá dos polos. Los jugadores que estarán locos por irse de vacaciones, tumbarse en la playa y parar ante tanto ajetreo mientras que los clubes, los directivos, suspirarán para que el equipo llegue lejos en la competición porque los ingresos se multiplican a medida que se avanza en las fases. Hay mucho dinero en juego como para que los directivos no presionen mucho a los jugadores para que den lo mejor de sí mismos.

Antes el Mundial de Clubes se disputaba entre ocho equipos. Hoy  son 32 conjuntos, una locura que intenta servir de previa para el Mundial del próximo verano. A Estados Unidos se lo han dado todo. El Mundialito ahora, el Mundial en verano y los Juegos Olímpicos después. Igual la expectación va a más, pero las primeras noticias sobre la venta de entradas está siendo probre. Poca expectación está generando en el país americano este torneo. Si, además, los equipos europeos pinchan, como predijo Luis Enrique, todavía será peor la imagen que ofrezca este torneo. Si los grandes europeos avanzan, puede ser diferente a partir de la segunda fase.