El problema no está en el banquillo

Setién sufrió la primera derrota con el Barça en Mestalla

Setién sufrió la primera derrota con el Barça en Mestalla / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El problema no era Valverde. El problema, tampoco, es Quique Setién. El problema es una directiva que ha destrozado la herencia del Pep Team. Ya sabemos que el Barça nunca (pero nunca, nunca, nunca...) volverá a jugar como lo hizo el equipo de Guardiola. Pero diez años después del sextete, la sensación de tristeza futbolística es devastadora. La gestión llevada a cabo desde los despachos en la última década ha sido tan nefasta que en lugar de seguir arropando a Messi con los nuevos fichajes (múltiples, multimillonarios y casi todos fracasados) se le ha dejado absolutamente desamparado. Y eso, teniendo en cuenta que estamos hablando del mejor jugador de la historia, resulta un sacrilegio.

El problema no era Valverde, que hizo lo que pudo con la plantilla que tenía aunque se equivocó en muchas ocasiones. El problema no es Quique Setién, que quiere recuperar el estilo sin tener futbolistas para hacerlo. El problema son aquellos que han permitido la degradación de un modelo hasta convertir el Barça en un equipo irreconocible. 

A estos directivos (con su presidente, Josep Maria Bartomeu a la cabeza) y a los ejecutivos contratados por ellos es a quien hay que pedir responsabilidades por la caótica situación que sufre el club. Tantos despropósitos han generado una situación insostenible que solo puede remediarse con una revolución. En el campo. Y en el palco. Continuar así, esperando que Messi obre un milagro y se gane algún título, solo servirá para prolongar la agonía previa al fracaso. La única suerte que tiene el Barça es que el Madrid está igual o peor. Aunque, a estas alturas del desastre, no sé si eso es una ventaja o un inconveniente...