El problema no es el equipo, el problema es la directiva

Bartomeu, en el punto de mira

Bartomeu, en el punto de mira / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El Barça vive en estado de shock permanente. Llevamos demasiadas semanas encadenando polémicas con escándalos sin que los culpables dimitan o sean cesados. El club sufre una crisis de valores terrible. La incompetencia es manifiesta. Cuando las cosas se hacen mal, acaban saliendo mal.

Tomen nota de los errores de despacho cometidos en este año 2020 que, de entrada, está resultando ‘horribilis’: Incapacidad para fichar un delantero centro en el mercado de invierno, cese de Valverde de mala manera, intento fracasado de contratación de Xavi, intolerables declaraciones de Abidal con réplica cabreada de Messi, fichajes incomprensibles como el de Trincao, contratación de una consultora digital (por un precio fuera de mercado) dedicada a difamar en las redes sociales a Messi, Piqué y demás entorno barcelonista.

El problema del Barça es tan grave que hay que ir al fondo de la cuestión, al punto clave donde se originan los errores. A día de hoy no es un problema de equipo, es un problema de directiva. Messi y compañía están a un punto del liderato de la Liga y siguen vivos en la Champions. Por el contrario, la directiva, como órgano supremo en la dirección del club, ha cometido tantos  errores que parece descalificada para el futuro.

Bartomeu, en su calidad de presidente y máximo responsable, tiene que hacer autocrítica y asumir que su gestión no está a la altura del prestigio del club. Cuando acumulas tantas dificultades, cuando encadenas tantas polémicas, es el momento de reconocer que el presidente no supo elegir un equipo ejecutivo de primer nivel para llevar el día a día del club. 

Vayamos al punto de partida de todos los problemas. Desde la marcha de Neymar al PSG, agosto 2017, la gestión deportiva del área de fútbol ha sido un fiasco. Se cobraron 222 millones con la marcha del brasileño pero se han dilapidado desde entonces más de 500 millones. El potencial del equipo ha ido claramente a menos.

El deseo de rodear a Messi de un gran equipo no se ha conseguido como lo demuestran los fracasos en la Champions. Robert Fernández y Pep Segura fueron cesados y ahora tendría que hacerse con quien asumió la vicepresidencia deportiva si el presidente Bartomeu no fuera a la vez vicepresidente deportivo. Es inaceptable que con 1.000 millones de presupuesto el Barça tenga una plantilla tan descompensada y corta. Aquí nacen todos los problemas. Una mala planificación deportiva pone al equipo al borde del abismo.

Bartomeu resiste parapetado detrás de una directiva que vive de espaldas a la realidad. Algunos miembros amenazan con dimitir pero no todos tienen valentía para hacerlo. Cuando Messi dice “no nos llega para la Champions”, es una crítica directa a la directiva. Solo buenos resultados en Liga y Champions pueden superar la crisis que corre el riesgo de acabar en elecciones anticipadas.

Mientras tanto, Bartomeu aplica soluciones de la vieja escuela, paños calientes, investigación interna, medias verdades, amenazas de querellas que nunca llegan y rezar mucho para ganar hoy sábado al Eibar.