¿El principio del fin de Cristiano?

Cristiano ha contratado al 'abogado de las estrellas' para preparar su defensa

Cristiano ha contratado al 'abogado de las estrellas' para preparar su defensa / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

La acusación de violación contra Cristiano se enreda por momentos, y lo que empezó como un rumor amenaza con llevarse por delante su privilegiado estatus futbolístico. Acorralado por la presión, el jueves pactó con Portugal aparcar su presencia en la selección y la multinacional Nike, con quien tiene un contrato de más de 800 millones, se mostró ayer “profundamente preocupada” con las noticias relacionadas con el astro portugués. Es muy poco habitual que una marca como Nike lance una declaración semejante, y si lo hace es sencillamente porque ha llegado a la concusión de que la imagen del jugador está hoy seriamente dañada.

Es cierto que se trata de la reapertura de un caso de 2009, y que evidentemente hay que preservar la presunción de inocencia, pero la repercusión del caso está traspasando las barreras de seguridad que normalmente protegen a los cracks, entre otras cosas porque la supuesta víctima es de Estados Unidos, un país en el que hay una lógica y gran sensibilidad con este tipo de abusos desde el tsunami que generó el admirable movimiento ‘Me Too’. Hay que recordar que este caso llega después de su pacto a la desesperada con Hacienda que le obligó a abonar una multa de 18 millones, es decir, que la acusación de violación se acumula a la degradación progresiva de su imagen reputacional.

Curiosamente o no, el declive de Cristiano se ha acelerado tras su marcha del Madrid, en el que tenía una maquinaria mediática a su servicio que le protegía y exageraba sus proezas solo para minimizar las de Messi y el Barça. Eran los tiempos en los que había alimentar aquella discusión sobre quién era el mejor del mundo, una ficción que solo se ha consumido en Madrid. Ahora, el jugador portugués ya no tiene ningún paraguas mágico y se ha quedado a la intemperie en medio de la tormenta más peligrosa de su carrera. Si no es el principio del fin es lo que más se le parece.