Primer título para un Barça en construcción

Lluís Mascaró

Jugarse el primer título de la temporada el 12 de agosto, a partido único y en Tánger no es muy normal. Con futbolistas todavía con arena en los dedos y fuera de forma. Como es lógico después de un mes de vacaciones. Pero son las exigencias del guión. Hay que disputar la Supercopa de España recién salidos de la playa. Casi en chancletas. Y se hace con la mayor dignidad posible. Como hizo este domingo el Barça.

El nuevo Barça de Valverde está en su primera fase de construcción. Con cuatro fichajes que aspiran a ser titulares y con una baja tan significativa como la de Iniesta. Todo lo que sea no hacer el ridículo (como pasó el año pasado contra el Real Madrid) ya es una buena noticia. Y el equipo blaugrana compitió bien ante un Sevilla que se pasó casi todo el partido defendiéndose con uñas y dientes.

Ganar el título era importante. Siempre es importante ganar cualquier título. Y más en el Barça. Porque es la mejor manera de empezar la temporada con buenas sensaciones. Y el conjunto blaugrana hizo méritos para llevarse la victoria ante un Sevilla que, a pesar de adelantarse en el marcador, fue bastante inferior al equipo de Valverde.

Messi tenía ganas de convertirse ya, a la primera oportunidad, en el jugador con más títulos de la historia del Barça. Con la Supercopa ya eran 33. Y, como es habitual, se echó el equipo a la espalda. Olvidándose de la frustración del Mundial y pensando solo en lo que le hace feliz: ganar vestido de blaugrana. El crack argentino no marcó, pero fue, una vez más, al alma de un Barça al que todavía le falta mucho rodaje.

El gran protagonista del encuentro acabó siendo Dembélé. Por partida doble. Primero, al ser titular contra pronóstico (Malcom, su 'rival' como extremo, se quedó en la grada). Y, después, al marcar un golazo que sirvió para certificar la victoria del Barça ante el Sevilla. Un golazo que le sirve para reivindicarse después de las dudas que se habían generado en las últimas semanas sobre su futuro. 

Dembélé, con cosas buenas y otras no tanto, fue de lo mejor del partido. Junto a Messi, claro. Y junto a Ter Stegen, por supuesto. El alemán paró un penalti que él mismo había provocadoo sobre Aleix Vidal en el minuto 90 y evitó la prórroga.  Y es que tener al mejor jugador del mundo y a uno de los mejores porteros del planeta hace las cosas mucho más fáciles. Empezando por ganar la Supercopa de España un 12 de agosto. Y en Tánger...