Primer pulso Josep María Bartomeu-Víctor Font

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Toni Frieros

Toni Frieros

"La mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo". Esta frase, una de las más famosas de la historia y atribuida al emperador romano Julio César, continúa teniendo vigencia más de dos mil años después en nuestras vidas cotidianas. Su interpretación es sencilla: que hablen los hechos y no solo las palabras.

Y es eso, precisamente eso, lo que nos debemos exigir todos. Y más que nadie, quienes nos gobiernan o representan. Como la junta directiva del FC Barcelona, que ostenta el mandato y la confianza de más de 140.000 socios.

Más allá de que en segundo escalafón judicial prospere el recurso presentado por el FC Barcelona, no es una buena noticia para el barcelonismo, en absoluto, que el Juzgado de Primera Instancia número 34 de Barcelona haya dado la razón al empresario y ex candidato a la presidencia Agustí Benedito, impulsor en 2017 del voto de censura contra la directiva azulgrana, al considerar que “el acuerdo de la junta directiva del FC Barcelona del 13 de septiembre de 2017 fue totalmente discrecional, con el efecto de reducir las posibilidades de éxito del voto de censura promovido por el demandante al acortar el plazo para obtener los apoyos necesarios del resto de socios”. 

Y reitero que no es una buena noticia para el barcelonismo porque un club que presume de valores democráticos, representatividad y participación debería ser así a ojos de su masa social. Siempre. Como dice el portavoz Josep Vives: “Indubitablemente”.

Ahora, el FC Barcelona tiene que manejar y articular una situación inédita en su historia. Un socio, el precandidato Víctor Font, ha iniciado la recogida de firmas para intentar que la próxima asamblea de socios compromisarios (6 de octubre) introduzca en el orden del día la aprobación del voto electrónico. Pretende que pueda aplicarse ya en las próximas elecciones a la presidencia del FC Barcelona y en la recogida de firmas previas.

Es un reto enorme y un órdago en toda regla, porque Víctor Font necesita 3.253 firmas que debe presentar, como se ha exigido él mismo, el viernes 27 de septiembre. Primero, tenerlas. Y después, que dos tercios de la asamblea vote a favor. Casi nada.

Aquí subyacen varias consideraciones. La primera, que es absolutamente impresentable que en las asambleas menos de 500 socios decidan sobre temas de máxima importancia que afectan a más de 140.000. ¿Qué representatividad es esa? 

Segunda, que la propuesta de Víctor Font la hace cuando esa opción no está recogida, todavía, en ningún ordenamiento jurídico. Tiene que esperar a que prospere (que así será) la nueva ‘Llei de l’Esport i Activitat Física’ presentada en el Parlament de Catalunya, que es quien tiene la competencia. Pide Font, por lo tanto, que el FC Barcelona se avance, lo tenga ya previsto en sus estatutos (tienen que modificarse) y se aplique el voto electrónico en cuanto esa ley sea una realidad. Es decir, quiere ganar tiempo para que en las elecciones a la presidencia del FC Barcelona de 2021 ya sea una realidad. 

No es un tema menor desde el punto de vista del socio del FC Barcelona. Al contrario. Sería un hito histórico y extraordinario que cambiaría para siempre la forma en la que se comunican club y socios. Que todos y cada uno de ellos puedan participar en las decisiones de la entidad convertiría al FC Barcelona, de verdad, en un club democrático, transparente y participativo. Habría un antes y un después en la historia del club.

Bartomeu se escudó el otro día, para rechazar esta propuesta, en la falta de seguridad y errores que todavía hay con el voto electrónico y en que prácticamente ningún país del mundo lo haya implantado para unos comicios generales.

Para el equipo de Víctor Font son excusas pueriles y ven en ese rechazo miedo a perder el control de la masa social del club. La junta directiva del FC Barcelona podría perfectamente adelantarse y ser el primer club que tenga previsto el voto electrónico en sus estatutos en cuanto se apruebe la ley y haya garantías de su infalibilidad. Porque digo yo que algún día será posible. ¿O estaremos esperando in aeternum?

En cualquier caso, el socio del FC Barcelona tiene estos días en sus manos, con su firma, la posibilidad de cambiar las reglas del juego para siempre. ¿Quieren que las decisiones sobre el club las tomen solo 600 o 700 socios o que de verdad puedan hacerlo todos, los 140.000? Ustedes mismos.