La portera de Núñez nunca se equivoca

Haaland, uno de los mejores goleadores europeos

Haaland, uno de los mejores goleadores en el fútbol europeo / Friedemann Vogel / EFE

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Hubo una época en la que al Barça le costaba correr porque tenía la barriga llena. Eran tiempos en los que había tanto dinero en la caja como ganas de gastarlo. Y si el presupuesto no llegaba, se estiraba como un chicle y listos, que el papel lo aguanta todo. Los fichajes caían de forma mecánica, sin pensárselo mucho, como quien paga un iPhone último modelo en 48 cómodos meses. Si lo perdemos o cae al váter, compramos otro y listo, que al señor Apple le sobran.

El Barça ha vivido en la opulencia demasiados años, pensando que nada podía hacer tambalear su economía. La pandemia era imposible de prever, pero eso no exime a los gestores de responsabilidad. El club no es ese estudiante catarí en París al que, tras fundirse la tarjeta de crédito, papá vuelve a cargarla desde Doha. El Barça ha derrochado tanto durante décadas que llegó a perder la cabeza firmando melones por abrir. Una empresa seria nunca invertiría tal cantidad de millones sin la garantía absoluta de obtener un retorno, ya no económico, sino deportivo. Los fichajes no pueden ser apuestas, sino certezas porque, incluso estando absolutamente convencidos de su rendimiento, esto no son matemáticas y el margen de error es amplio. Pero esto último nunca debe servir de excusa para justificar tantos errores. Rochemback, Christanval, Dehu, Petit, Hleb, Chygrinskiy, André Gomes, Coutinho… La lista es enorme y no cabe en este artículo. 

La pandemia y la crisis financiera que ha provocado en la entidad ha servido, una vez más, para abrir los ojos al barcelonismo y comprobar, por pura necesidad, que la mejor inversión es la que se hace en La Masia. Nada nuevo en el Barça, que si es un gigante lo es gracias a plantillas formadas por canteranos acompañados por fichajes indiscutibles, de los que no admiten dudas, aunque no todos acaben siendo un acierto. El resto de incorporaciones sobran. Y es ahí donde aparece la gran lección que deja el pasado mercado de invierno

El Barça ha hecho de la necesidad virtud porque no le quedaba más remedio, porque no había alternativa. El hambre agudizó el ingenio de Alemany, Cruyff y Xavi , que tuvieron que estrujarse el cerebro para no fallar. Equivocarse estaba prohibido. Sigue estándolo aún hoy y la fórmula usada en enero debe convertirse en la hoja de ruta del futuro. Haaland es un fichaje de la portera de Núñez y la portera de Núñez raramente falla el tiro. Para el resto de refuerzos, incluso si hay dinero en caja, es imprescindible tener la misma certeza, una certeza absoluta, de que el dinero invertido tendrá el retorno deportivo esperado. Sin ello, mejor no moverse.