A por la tercera victoria

Coutinho, besando a Rafinha tras el 1-0

Coutinho, besando a Rafinha tras el 1-0 / Valentí Enrich

Carles Sans

Carles Sans

Confieso que como la mayoría de los culés tenía mis temores pensando en un partido contra el Inter, sin Leo Messi. Confieso que cuando vi el nombre de Rafinha me extrañó. Confieso que al inicio del partido me temí lo peor al ver la falta de profundidad y el parsimonioso ritmo que le daban al balón. Suspiraba contenidamente pensando en que sería aquello sin Messi. Sin embargo, sin él, el Barça acabó cuajando uno de los mejores partidos de esta temporada. Si bien del Inter se esperaba mucho más, los de Valverde jugaron de tal manera que parecía que los italianos acabaran de ascender de Segunda B. 

Ni Icardi, ni Peris ic ni Miranda consiguieron hacerse con el balón porque el Barça del miércoles fue el “puto amo”. Es curioso observar cómo algunos jugadores mejoraron sin Messi: Luis Suárez estuvo muy participativo, se hizo el líder de la delantera y consiguió trenzar más jugadas que cuando tiene a Leo consigo. Suárez es un jugador admirable que muchas veces sustituye su capacidad técnica por una entrega y una potencia increíble que va más allá del minuto noventa. El miércoles parecía liberado de su amigo Leo. Jugar al lado de un monstruo como el argentino es muy difícil, que se lo digan a David Villa y tantos otros. Gracias a un Busquets magnífico, a una versión mejorada de Rakitic, poco fino en este arranque de temporada, y a un Arthur que dejó la boca abierta a los 80.000 espectadores del Camp Nou, el Barça se hizo con el partido y con los goles.

Confieso haber cometido el más clásico de los pecados culés: ser un aguafiestas y pensar en negativo; o sea, no creer en el equipo porque no estaba el supermán que todo lo resuelve. Mea culpa. Ya queda menos. Las dos primeras etapas de una semana muy dura que empezó contra el Sevilla ya está cumplida, y con dos victorias. Nos queda el domingo contra el Madrid. Ahora ya me he crecido, he dicho adiós al culé cenizo y pienso que, de jugar así, haremos tres de tres.