Por obra y gracia de su santidad

su santidad

Champions, partido fuera de casa, alguna baja sensible y la primera plaza del grupo en juego. Con esas premisas, Valverde se ahorró tirar de la guardería de La Masia y apostó por un once, en teoría, fiable. Un PSV combativo, directo y pujante acosó a Ter Stegen por tierra, mar y aire. Y cuando parecía que los de la Philips iban a engullir a un Barça discreto, apareció Su Santidad. El de siempre, como siempre. Recibió, giró, tiró una gambeta en un sello postal y la mandó a guardar. Una obra de arte. Pese al coraje del PSV, que nunca se rindió y peleó hasta el final, el Barça se llevó los tres puntos y la primera plaza de Eindhoven. Con gol y asistencia del de siempre. El hijo de Don Jorge y Doña Celia. Obra y gracia de Leo Messi. Perdón, Su Santidad.

antoine es de oro

Nadie puede sentarse a comer en la mesa de Messi, pero nadie podría negar que Antoine es, de largo, el Balón de Oro de Simeone. El Asterix particular del Cholo tiene clase, elegancia, inteligencia y velocidad. Estatus de estrella y alma de gregario. Corre, trabaja, presiona y defiende. Sí, gane o no el Balón famoso, Antoine es de oro. Volvió a ser vital en la clasificación atlética. De propina, ovación del Metropolitano fue para un ilustre conocido: Radamel Falcao García. El Tigre, un depredador de área legendario, contribuyó con el último servicio a la casa que más le ha querido. Chutó un penalti fuera y alivió a Oblak. A octavos.

sus satánicas majestades

En las gradas del Parque de los Príncipes, un firmamento de estrellas: Khabib- el tipo que liquidó a McGregor-,el actor Leonardo Di Caprio  y Mick Jagger, el mito de los Rolling Stones. Y en el césped, “Sus Satánicas Majestades”, Neymar Junior y Kylian Mbappé. Ambos, punzantes, rápidos, diabólicos e indetectables, lastimaron al equipo de Klopp, que recortó distancias de penalti, pero tuvo que confirmarse con nadar y morir en la orilla. El grupo se decidirá en la última jornada. Hay tres candidatos y dos billetes.