Por fin se secó la chequera azulgrana

planes-bartomeu

planes-bartomeu / sport

Tomàs Andreu

Tomàs Andreu

Una primera reflexión optimista para empezar: por fin se secó la caja de caudales azulgrana. El Barça, como la mayoría de los grandes clubes, anda tieso. No es una broma, ni tan siquiera un sarcasmo. Si algo ha hecho el club en las últimas temporadas ha sido derrochar dinero con fichajes fuera de mercado. No voy a discutir si eran o no necesarios, pero es una evidencia que el club ha sido víctima del inflacionismo instalado en el mundo del fútbol y, por qué no decirlo, de su falta de autoridad a la hora de negociar casi siempre presionado por las circunstancias internas (fuga de Neymar, sin ir más lejos).

Ahora, sin el recurso de la chequera que no ha brindado resultados para dar saltos de alegría, llega el momento de echar mano de otras virtudes olvidadas cuando el dinero se bastaba para resolver los problemas de gestión.

Anticipación y relaciones personales

Con la chequera relegada a un segundo término, toca anticiparse en el mercado y llamar a la puerta de los futbolistas deseados antes que nadie. Y, casi simultáneamente, flirtear hasta cortejar aquellos clubes a los que habrá que seducir con precios muy alejados a los de antaño. No sé cómo acabará el culebrón de Lautaro Martínez, pero al menos -sin que sirva de precedente- el futbolista está de cara y el Inter, pese a sus declaraciones públicas, se sienta a la mesa.

Ramón Planes lleva el timón, con permiso  expreso de Bartomeu y dejando a Neymar a un lado, y está convencido de que sus contactos pueden resolver esos problemas originados por la falta de tesorería. Pues veamos resultados y valoremos sus dotes en las distancias cortas y su olfato futbolístico. Mucho peor tampoco le irá al club.