Messi y Koeman están condenados a entenderse

Messi y Koeman

Messi y Koeman / JAVI FERRÁNDIZ.

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Hace un mes nadie lo hubiese dicho. Messi no quería saber nada de Koeman y Koeman no sabía nada de Messi. La primera reunión, el primer cara a cara en Castelldefels, fue frío, distante, sin química personal. Leo le dijo que se quería ir y Ronald le contestó que solo quería jugadores motivados. Después llegó un burofax explosivo y se dispararon las alarmas. La postura del presidente Bartomeu hizo que las aguas volvieran a su cauce. El crack argentino bajó velas mientras que el entrenador no perdió la calma. A partir de aquí, todo quedaba pendiente de lo que sucediera en el campo.

El gran inicio de Liga ha sido mágico. Lo que antes parecía una relación complicada se ha convertido en una relación amistosa. Las victorias hacen milagros. Por el bien del Barça, Messi y Koeman están condenados a entenderse. Han bastado dos partidos para que Koeman le demostrara a Messi que solo busca lo mejor para el equipo. El entrenador ha recuperado la autoridad perdida por sus predecesores con un control y exigencia en los entrenamientos al que no estaban acostumbrados. Messi, por su parte, se ha convencido rápido de que con el trabajo de Koeman el Barça saldrá ganando. 

Su respuesta en el campo ha sido magnífica, realizó un gran partido en Vigo recuperando sensaciones que había perdido la pasada temporada. Koeman ya sabe que puede contar con Messi como líder del equipo y motivador del vestuario. Messi tambien sabe que Koeman le ayudará en todo para ser feliz en el campo y sumar mas títulos a su excepcional palmarés. Los dos son ganadores y ambiciosos. El técnico holandés además es un tipo honesto, recto y profesional, cualidades que valora el argentino. Juntos pueden conseguir que el Barça recupere el prestigio internacional, que los culés se vuelvan a sentir orgullosos del Barça. El cambio es notable. Las ideas están claras, dos partidos y la misma alineación, un equipo titular donde todos hacen méritos para no perder la plaza.

<strong>Coutinho</strong> está desconocido jugando donde le gusta. Al fin se ha dado cuenta de que en el Barça solo con técnica no se triunfa. Busquets recupera más balones que nunca. De Jong recuerda al del Ajax. Piqué ha comenzado en gran forma. Lenglet ha enterrado a Umtiti. Alba vuelve a correr la banda como un extremo. La confirmación de Ansu Fati es una gran noticia para el Barça. Griezmann tiene que mejorar. Y hasta Neto hace que no echemos en falta a Ter Stegen. Todo ello sin olvidar a dos jóvenes en los que Koeman confía, Pedri y Trincao, el Barça que viene.

Después de un inicio de temporada convulso por la situación institucional del club, Koeman comienza a respirar tranquilo. Cuando llegó a Barcelona tuvo motivos para pensar, ¿dónde me he metido? La situación era compleja. El presidente que le fichó estaba en la cuerda floja. Su predecesor, Setién, no había cobrado el finiquito. Y el crack se quería marchar. Hoy el panorama es mucho más esperanzador, el equipo recupera su potencial, el entrenador manda con criterio y Messi tiene ganas de hacer una gran temporada.

Bartomeu puede tener los días contados 

Pocos creyeron que la moción de censura pudiera llegar tan lejos. El club la menospreció pensando que en época de pandemia era imposible recoger mas de 16.000 firmas. No valoraron el disgusto general de los socios después de una temporada nefasta, tanto en el campo como en los despachos. A raíz del cese precipitado e injusto de Valverde en el mes de enero, todo se hizo mal hasta llegar a la debacle ante el Bayern. Cinco años consecutivos sin llegar a la final de la Champions es el fiel reflejo de una política deportiva desastrosa.

Pero esto no fue lo peor, las declaraciones de Messi acusando a la junta directiva de Bartomeu fueron la puntilla y el móvil de muchas firmas. Después de una semana de escrutinio, la continuidad del presidente puede tener los días contados. De un total de 20.687 firmas se han validado ya 11.503 cuando quedan por validar todavía más de 8.000. Si el proceso continúa al mismo ritmo, en cuatro días se pueden validar las firmas necesarias para forzar un referéndum contra Bartomeu que lo dejaría en el filo de la navaja, pendiente de las urnas. Cada día que pasa aumenta la posibilidad de que llegados a este punto se reúna la Junta para analizar si lo mejor es presentar la dimisión. Varios directivos prefieren dimitir antes de ser la primera Junta de la historia que pierde una moción de censura. Bartomeu medita esta opción para evitar males mayores. Una retirada a tiempo puede ser mejor que una derrota humillante en las urnas..