El poderío del fútbol inglés

El Manchester City celebrando la victoria en París

El Manchester City celebrando la victoria en París / AFP

Jordi Cruyff

Jordi Cruyff

Nadie duda a estas alturas del dominio del fútbol inglés en Europa. Tener cuatro potenciales finalistas de ocho equipos en las competiciones continentales es una prueba incuestionable. Lo que sí me sorprende es cómo han superado este año la ausencia del público en las gradas. La afición inglesa es muy ruidosa, responde fielmente al mito del jugador número 12, llevan a los equipos en volandas en esa particular locura de ida y vuelta que siempre caracterizó al fútbol de las islas británicas.

Los equipos ingleses siguen manteniendo ese espíritu dinámico y en la Premier seguimos comprobando que la altura les da un plus competitivo. Cuando se confeccionan plantillas, se tienen en consideración las jugadas a balón parado, piensan futbolistas que puedan ganarte un partido jugando, corriendo y también por alto.

España, indudablemente, ha perdido algún punto respecto a esa velocidad británica. Lo vimos en el Real Madrid vs Chelsea, un equipo que por momentos parecía una apisonadora. El conjunto merengue salió mejor parado de lo que pudo haber sido un resultado más contundente a favor de los Blues.

Si los equipos ingleses están ahora muy bien posicionados en Europa, es porque han añadido más registros a su catálogo, al margen de su tradicional sello futbolístico. El ritmo inglés es muy fuerte, pero también han sabido encontrar la mezcla perfecta para ganar partidos. Esto se debe en gran parte a su inversión en talento extranjero, tanto en el césped como en los banquillos. Pero el hecho de que estén acostumbrados a batallas físicas cada semana les está aportando una ventaja considerable en Europa. Un París Saint-Germain no está habituado a ese ritmo competitivo en una liga francesa que no tiene el nivel de exigencia de la Premier. Y el hecho de que el Manchester City diera la vuelta al partido de ida en la semifinal de Champions responde en parte a la distancia existente entre ambas ligas.

A día de hoy, un equipo inglés no sufre en sus salidas europeas, porque además cuenta con un buen fondo de armario en comparación con plantillas de otros campeonatos limitadas por la crisis del Covid-19. El Manchester United arrasó a la Roma contra pronóstico con seis goles. En este momento, los diablos rojos son la muestra de cómo los equipos ingleses han sabido elaborar un catálogo completo: es un equipo muy dinámico, de velocidad, altura, dribbling, ya no se trata apenas de hacer partidos de idas y vueltas, también por arriba y por abajo.

El fútbol español es tradicionalmente de toque. El italiano, de organización táctica. Y el inglés ha logrado dar con una fórmula completa. Esto no significa que haya que firmar atletas para equipararse al fútbol inglés. Pero sí adaptarse a un ritmo de competición alto para no salir a Europa en inferioridad de condiciones. Es cuestión de tener más capacidad para esas idas y vueltas de los conjuntos de la Premier. Al final, el deporte es impredecible y no hay que descartar que acabemos teniendo dos equipos españoles y dos ingleses en las finales de Champions y Europa League. Pero está claro que la liga inglesa lleva tiempo dando serios avisos. Y puede que se encuentre ante un año histórico.

ME GUSTA

El Barça femenino en la final de la Champions. Este equipo lleva tiempo siendo una fuente de ilusión para los culés y el hecho de llegar a una final de la Liga de Campeones por segunda vez refleja el gran nivel competitivo que ha alcanzado no solo a nivel doméstico, también continental. Mi más sincera enhorabuena a un equipo que no se ha rendido en su empeño de lograr el sueño de levantar la Copa de Europa.

NO ME GUSTA

El abuso verbal en redes sociales. Ya era hora de que alguien diera un paso firme contra los abusos verbales en redes sociales. Esta vez el fútbol inglés ha llevado la voz cantante boicoteando las redes sociales durante el fin de semana con la campaña #StopOnlineAbuse. Pero es un problema que afecta a todos, como ha puesto de manifiesto Messi. Las plataformas deben poner en marcha mecanismos de tolerancia ‘cero’ que equiparen las redes sociales a las líneas rojas de nuestra vida cotidiana.