El poder fáctico de Messi supera a Valverde y Bartomeu

messi

Messi celebra uno de los goles que marcó en Wembley / EFE

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

Para bien y para mal, nos guste o no nos guste, Messi se ha convertido en el poder fáctico del Barça. Los poderes fácticos son protagonistas estratégicos que actúan por encima del poder establecido con capacidad para alterar el orden de las cosas. Dicho en palabras entendibles, Messi tiene más credibilidad que Valverde ymás fuerza que Bartomeu. El poder fáctico no tiene que coincidir con las estructuras legales ni está legitimado para ejercer como tal, pero su capacidad por cambiar las cosas es tan evidente que los aficionados barcelonistas le reconocen unplus especial que se ha ganado por méritos propios a fuerza de goles y títulos. Leo es tan grande como humilde. No presume de hacer de entrenador aunque los compañeros le reconozcan esta responsabilidad, ni le pasa por la cabeza ser presidente. Felizmente su rendimiento deportivo en los últimos años es tan espectacular que se ha convertido en el personaje más importante de la historia del Barça después del fundador, Joan Gamper. 

Messi es un poder fáctico en el mundo del fútbol y especialmente en el Barça. Prueba de ello es que ha contribuido a engrandecer el nombre del Barça de forma extraordinaria. Eso no significa que ejerza este poder con soberbia y autoridad. No le hace falta, no es su estilo. Todo lo contrario, su forma de ser le conduce a comportarse con discreción aunque cuando es necesario hace sentir su opinión e impone su criterio. Lo que dice Messi, lo que piensa Messi, lo que hace Messi, se analiza y estudia con detenimiento. Se van jugadores, pasan entrenadores y desfilan presidentes, pero Messi continúa como gran ejemplo de jugador de un solo club que transmite una confianza que va mas allá del campo. 

Messi hace buenos a los entrenadores como ha reconocido siempre Guardiola. Messi da continuidad a los presidentes a fuerza de victorias. Messi da juego a los medios de comunicación con sus goles. Messi hace felices a los aficionados barcelonistas. Nos toca ser generosos en el elogio de la misma manera que el día que no esté lloraremos su ausencia. Entre tanto, reconozcamos que somos privilegiados por ser coetáneos de la carrera del mejor futbolística que jamás hemos visto.  

El Barça puede jugar bien, mal o regular, pero Messi siempre hace de Messi. Pasados los treinta años, sigue siendo capaz de echarse el equipo a la espalda y sacarlo de dificultades como demostró en el campo del PSV. Juegue donde juegue, su poder goleador es toda una garantía; 9 goles en Liga y 6 en Europa donde es Pichichi junto a Lewandowski. El argentino es hombre de palabra. Prometió la Champions en agosto y parece empeñado en cumplir su sueño. Es la llave mágica que transforma un Barça irregular en un equipo con orgullo de victoria. Afortunadamente no ha tomado la misma decisión que Cristiano en el Madrid, su fidelidad al Barça es de agradecer cuando ha tenido tantas ofertas para cambiar de aires.

Nos podemos imaginar un Barça sin Valverde, un Barça sin Bartomeu, pero no sin un poder fáctico como Messi que se ha convertido en una pieza insustituible para el equilibrio del club. Gana partidos en el campo, da tranquilidad en el palco y transmite confianza al entorno. Y el que piense lo contrario, señal que no entiende de futbol. Nunca un jugador fue tan importante para un club como lo es Messi para el Barça.