Una plantilla sin intocables
La dura situación económica que vivía la institución obligó a vivir un verano vertiginoso y de decisiones difícilmente entendibles. Por encima de todo primaba rebajar la masa salarial. Quitarse de encima el lastre de las fichas más elevadas que impedía incluso poder inscribir a los cuatro fichajes que casi a coste cero iban a reforzar la plantilla y que ya llegaban con una fichas acordes a los nuevos tiempos y a lo que se podía permitir el Barcelona.
Es por esa razón que la dirección deportiva tenía órdenes claras de rebajar la masa salarial costase lo que costase y sacrificase a quien sacrificase. Alemany y Planes se felicitaban sobre la campana tras culminar la operación Griezmann. Solo el ahorro del pago de los meses siguientes del contrato del delantero francés eran un éxito absoluto, sin entrar a valorar el criterio deportivo. Perder a un buen delantero y que con las lesiones, en ese momento no tenía ni sustituto. Nada importaba. Ahorro, ahorro y más ahorro, ese era el lema del mercado veraniego.
Era tan extrema la situación que existía una máxima. No hay nadie intocable. Todos los jugadores tienen un precio. Es cierto que futbolistas jóvenes como Pedri o Ansu, cuyas fichas distan de estar entre las más altas, estaban protegidos por ese hecho, pero una oferta casi pornográfica por cualquiera de los dos hubiera generado un debate muy importante en el club para decidir si se facilitaba la salida. Muchos habrían apostado por la venta pues tras la salida Messi y Griezmann estaba claro que no había ya intocables.
El Barcelona removió el mercado buscando gangas y sobre todo, sobre todo, salidas. Aquellos que como los capitanes no aceptasen bajarse el salario no podrían seguir una temporada más, sobre todo porque no se les podía pagar.
Hubo intentos de trueques e intercambios de nombres con clubes importantes europeos. El más significativo fue con el Manchester City. Cuentan que sobre la mesa hubo no menos de seis nombres de jugadores. El Barcelona pidió a los ingleses a Bernardo Silva y a Sterling, que estaban en una situación debilitada en el plantel y ofrecían a cambio a Dembelé, al que solo le quedaba un año de contrato, y a Braithwaite. La respuesta de los del Manchester fue clara, ese trueque no interesaba.
Pero no acabaron así las conversaciones y el paso siguiente fue de los azules que pidieron intercambiar a Sterling, que había realizado una gran Eurocopa, por Ansu Fati. Aquí fue donde el Barcelona no accedió y veía claramente que salía perdiendo por el enorme potencial que tiene Ansu Fati y su juventud. El City lo intentó pero el Barcelona no podía acceder. Fueron algunas de la muchas operaciones, algunas rocambolescas, que se movieron en el verano azulgrana con 24 horas finales dignas de película de alto suspense.
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