El plan de Xavi: resistir para reconstruir

Xavi, dirigiendo al Barça ante el Espanyol

Xavi, dirigiendo al Barça ante el Espanyol / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El camino de la reconstrucción del Barça será largo. Y repleto de dificultades. Xavi tiene muy definida su hoja de ruta. Pero necesita tiempo para implementarla. Ahora, debe ajustarse a la realidad del equipo. Ganar, en estos momentos, es lo más importante. Casi lo único importante. Las urgencias condicionan la transformación. El sábado se ganó la primera final, ante el Espanyol. Con mucha fortuna y algo de ayuda. Pero se ganó. Y el triunfo también es ineludible en el duelo de mañana ante el Benfica. A los blaugranas solo les vale la victoria si quieren conseguir la clasificación para los octavos de la Champions. Final tras final. Hasta la resurrección definitiva. Gestionando, como se pueda, la situación de una plantilla descompensada y asolada por las lesiones. Sin Pedri. Sin Ansu. Sin Dembélé. Tres futbolistas que deben ser vitales en esta revolución ideológica que quiere implantar el nuevo entrenador.

Xavi es valiente y apuesta descaradamente por esa renovación profunda. En el derbi fue fiel a sus principios, a pesar de las bajas. Y no le tembló el pulso a la hora de utilizar a dos juveniles como Ilias y Abde para abrir las bandas en su obsesión por jugar con extremos. Las dificultades se multiplicarán porque ni uno ni otro podrán jugar contra el Benfica por no estar inscritos en Europa. El técnico tendrá que inventar y solo tiene tres opciones: rizar el rizo con Sergi Roberto, darle una oportunidad a Demir o esperar al milagro poco probable de que Dembélé esté recuperado. Una demostración de los apuros que tiene Xavi para formar un once con garantías.

Resistir. Resistir hasta que lleguen tiempos mejores. Resistir hasta que se recuperen los lesionados. Resistir hasta que pueda debutar Alves. Resistir hasta que se pueda fichar un extremo en el mercado de invierno. Resistir. Es lo que tiene que hacer Xavi. Y construir, poco a poco, su nuevo Barça. Resistiendo y ganando partidos, claro. Porque el equipo blaugrana no puede permitirse tropiezos en esta lucha contra las adversidades en la que se ha convertido esta compleja temporada. El triunfo ante el Espanyol tiene un doble valor por las circunstancias en las que se logró. Deportivo y psicológico. Y ahora hay que repetir la gesta, en un agónico más difícil todavía, mañana ante el Benfica. Xavi ya era consciente de las enormes dificultades que tendría cuando aceptó hacerse cargo del equipo. Ahora ya se ha dado cuenta de que es incluso peor. Suerte que su ilusión y optimismo están hechos a prueba de bombas.