Pjanic, más una 'trattativa' que un fichaje

Miralem Pjanic durante un entrenamiento del Barça

Miralem Pjanic durante un entrenamiento del Barça / FCB

Juan Manuel Díaz

Juan Manuel Díaz

El caso de Miralem Pjanic simboliza a la perfección cómo las dificultades económicas, combinadas con la toma de decisiones alejadas en más de una ocasión del responsables técnicos, llevaron al Barça a la situación de decadencia deportiva (y económica) de los últimos años y de la que intenta recuperarse. Repasar la hoja de servicios del centrocampista bosnio desde que se enfundó la camiseta azulgrana resulta descorazonador pues solo pone negro sobre blanco las pobres sensaciones que ha transmitido cada vez que ha jugado. Miralem se incorporó a última hora y arrancó con retraso por culpa de la Covid, pero había muchas esperanzas depositadas en él. Por su calidad, polivalencia y experiencia al máximo nivel debía convertirse en la tercera alternativa del centro del campo culé, junto a Busquets y De Jong.

EJERCICIO CONTABLE En el Camp Nou no hay rastro del futbolista que deslumbró en la Roma y la Juventus. Da la sensación de que Pjanic no asimila los conceptos del juego azulgrana, o al menos lo que le pide Ronald Koeman. Con su dinamismo, talento y descaro Pedri se merendó el currículum del ex de la Juventus -y el de Philippe Coutinho. Si en al brasileño le pesa como una losa su condición de fichaje más caro de la historia del club, con Pjanic nadie olvida cómo llegó al Camp Nou: en un trueque con Arthur Melo que, visto lo visto, tuvo mucho, mucho más de ejercicio contable que de apuesta deportiva. Los 60 millones de euros –más otros 5 en variables que no imagino cómo se pueden justificar- restados a los 72 millones –más 10 de bonos- que pagó la Juve por Arthur arrojan una horquilla diferencial de entre 12-13 millones de euros. Posiblemente, el valor real de la ‘trattativa’ entre ambos futbolistas, visto lo visto.  

LA CLAVE: Mientras Busquets y De Jong han crecido durante la temporada, Pjanic se estancó.