Piqué está donde quería estar

Gerard Piqué, futbolista del FC Barcelona

Gerard Piqué, futbolista del FC Barcelona / FCB

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Sería demasiado atrevido decir que lo había previsto todo porque, por muy inteligente que sea, era imposible saber que Koundé, Araujo y Bellerín caerían en una semana convirtiendo la banda derecha de la defensa del Barça en un desierto habitado solo por Sergi Roberto, que tampoco está al cien por cien, y Christensen, que ha jugado los 180 minutos del parón con Dinamarca. No, es imposible que nadie pudiera prever un escenario tan terrible cuando Laporta le dijo que los días de vino y rosas habían acabado y Piqué le respondió que “tráeme al mejor central del mundo, que será suplente”. Pero ahí está Gerard, siempre agarrado a uno de esos ases en la manga invisibles que colecciona desde hace años. Piqué está donde quería estar cuando predijo que ahí estaría. Ahora le toca mover ficha y demostrar que, por encima de todo, sigue siendo futbolista. 

Esa es la clave de todo. Ni su contrato, ni su vida personal, que solo debería interesarle a él y y a su familia y a nadie más, ni sus negocios, que demasiadas veces coinciden con los del Barça, ni su Andorra. Piqué, hasta que diga basta, seguirá siendo futbolista, seguirá luciendo el ‘3’ en su espalda y seguirá siendo una opción para quien esté en el banquillo, en este caso Xavi, que tenía otros planes para él y así se lo ha demostrado, pero que, ante tales circunstancias, no le queda otro remedio que permitirle cumplir su profecía. De quinto central, tras un parón internacional infame, pasa a ser el tercer hombre en el centro de la defensa y, por lo tanto, una pieza imprescindible para encarar un calendario aterrador antes del Mundial con garantías. Ha llegado su hora.

Piqué, que hace poco le tiró la caña a la selección española vía Rubiales, es el único central de la plantilla que ha podido descansar durante el parón de selecciones y trabajar en la Ciutat Esportiva con normalidad. Ha jugado muy poco (90 minutos ante el Cádiz y otros 45 ante el Viktoria Plzen) y el Barça, que debe disputar doce partidos en menos de seis semanas, le necesita. Otra vez. Gerard tendrá la oportunidad, del 1 de octubre al 9 de noviembre, de unirse al proyecto, de dejar de ser esa especie de cuerpo extraño en el que se había convertido esta temporada y de presentar candidatura para contradecirse a sí mismo cuando dijo, en Lisboa, tras el 2-8 ante el Bayern aquello de “si debe venir sangre nueva para cambiar la dinámica, yo soy el primero en irme porque creo que ahora sí hemos tocado fondo. Hemos de mirar, reflexionar internamente y decidir lo mejor para el Barça, que es lo más importante”.