El Piqué futbolista y el Piqué presidente

Gerard Piqué durante el partido benéfico contra el Manchester City

Gerard Piqué durante el partido benéfico contra el Manchester City / Javi Ferrándiz

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

No cabe ninguna duda de que Piqué está permanentemente en el ojo del huracán. Para lo bueno y para lo malo, Gerard es un personaje que va más allá de los terreno de juego. Campeón de todo lo que podía ser campeón como futbolista, su carrera ha sido excepcional, al nivel de los más grandes. Un central moderno, expeditivo cuando tocaba y siempre de excelente toque. De acusada personalidad, líder del equipo y defensor de los suyos en cualquier circunstancia. De eso no cabe ninguna duda, como tampoco cabe duda sobre su controvertida manera de actuar. Piqué no tiene filtros ni admite demasiadas normas. ¿Que le apetece ir en bicicleta al Camp Nou un día de partido aunque esté prohibido? pues va en bicicleta y se le dice al entrenador que no pasa nada... a ver si tiene huevos de que pase. ¿Que le apetece montarse un documental sobre el no fichaje de Griezmann aunque perjudique al Barça?, pues lo monta y a ver quien tiene huevos de sancionarle. Siempre al límite y le ha ido bien, pues, efectivamente, no ha habido nadie que haya tenido huevos de pararle. Al contrario, le han firmado todos los contratos multimillonarios que ha pedido.

¡PELIGRO! Pues bien, ahora que se acaba el Piqué futbolista, habrá que ir pensando cómo sería el Piqué presidente, que es una de sus ilusiones confesadas y ya vemos que Piqué suele salirse con la suya, léase Supercopa made in Geri/Rubi, Copa Davis, Rakuten, sí, también Rakuten, gracias... Pero me temo que los últimos acontecimientos no ayudan a su candidatura, que ha perdido carisma entre los aficionados, que tanto escándalo y tanta mentira ha desgastado su credibilidad. Es evidente que como futbolista ha sido más listo que sus presidentes, a los que se ha saltado cómo y cuando ha querido y les ha sacado toda la pasta del mundo. Por una parte, no es mala cosa, pues como presidente vería venir de una hora lejos al futbolista listillo, pesetero y provocador. Pero por otra, se supone que si se siente honesto con su proceder como futbolista, como presidente debería darle a los jugadores el mismo trato que le han dado a él. Y eso sí que parece peligroso...