Piqué y Busquets, en el Barça de Xavi

Hubo un tiempo que Piqué y Busquets sostenían al equipo, ahora necesitan que sea el equipo quien los sostenga

Gerard Piqué, durante el partido contra el Inter de Milán en el Camp Nou

Gerard Piqué, durante el partido contra el Inter de Milán en el Camp Nou / AFP

Dídac Peyret

Dídac Peyret

Hay una grieta entre el Barça de Xavi que imaginamos y lo que vemos en el campo. Es casi un acto reflejo: proyectamos en los entrenadores al futbolista que fueron. Más aún con Xavi, el jugador que mejor ha trasladado al campo las ideas de Guardiola. Quizás por eso se explica la confusión general. Nadie pensó que su Barça sería un equipo tan vertical. Que en muchas ocasiones se definiría más por sus extremos que por la influencia de sus centrocampistas. Xavi ha recuperado la voracidad por recuperar el balón, pero no ha encontrado el equilibrio entre vértigo y control.

En sus mejores momentos se ha acercado al Barça de Luis Enrique, en los peores ha sido un equipo que expone a sus futbolistas. Sobre todo, a los que dependen más del contexto como las versiones actuales de Piqué y Busquets. Los dos fueron los grandes señalados del encuentro ante el Inter, un partido que el Barça jugó con las pulsaciones de una remontada épica. Una precipitación que se tradujo en balones perdidos, desajustes y errores individuales. Sin una posesión ordenada, las líneas muy juntas y compañeros capaces de corregir sus limitaciones salen en la foto. Ante el Inter al Barça le faltaron este tipo de correctores. Futbolistas como Araujo o Koundé, capaces de ganar duelos individuales y salvar situaciones límite.

Xavi insiste en las ruedas de prensa que quiere un equipo que controle mejor los partidos. El fichaje de Bernardo Silva parecía ir en esa dirección. Pero también insiste a sus extremos que se atrevan en el uno contra uno, a sus interiores que se alejen de Busquets y al equipo que sea más vertical.

La sensación que da el equipo es que no puede sostener el volumen de pérdidas de algunos de sus jugadores. Y a eso contribuyen perfiles como Dembélé y Raphinha. Hubo un tiempo que Piqué y Busquets sostenían al equipo, ahora necesitan que sea el equipo quien los sostenga.