Pierde Alemania, empata Brasil, vaya

Coutinho abrió el marcador, pero Brasil no pasó del empate

Coutinho abrió el marcador, pero Brasil no pasó del empate / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Puede que sí, no digo que no, que Alemania y Brasil disputen la final de la Copa del Mundo. Por supuesto. Puede. No digo que no. Ahora bien, de momento, lo tienen tan complicado como el resto de selecciones. Esto de los pronósticos, fiándose de la historia, los títulos, los nombres de los jugadores, tiene estas cosas. Sobre todo si de lo que hablamos es de fútbol, el único deporte donde Suiza y México, países que no se han distinguido en esta vida (ni en la próxima) por ser unas auténticas potencias balompédicas, pueden hacerte un traje. O, como poco, estropear tu fantástico debut en el Mundial de Rusia, un campeonato que, se supone, debería tenerte a ti, actual selección campeona, y a ti, selección pentacampeona, en semifinales. Que lo estarán, vale, vale, ya lo veremos, yo, la verdad, no he visto ni en los alemanes ni en los brasileños la octava maravilla del mundo.

Quiero decir con ello que una Copa del Mundo es algo muy especial, demasiado especial como para interpretar así, a la primera, que las potencias se impondrán con facilidad (y lujo) a los países menos poderosos. Por eso, está bien, muy bien, que nos llevemos las manos a la cabeza cuando España empata con Portugal, creyendo muchos que es un desastre. Olvidando, por ejemplo, que el equipo de CR7 es el actual campeón de Europa. ¡Vaya, entonces, no está tan mal empatar a tres, cuando mereciste ganar! Lo que debería preocuparnos es qué piensa hacer Fernando Hierro con De Gea, pues ahí tiene un auténtico problema. Esas son las decisiones de un entrenador, lo quite o lo mantenga.

Porque, claro, luego también hablamos pestes de la selección argentina que no juega a nada y que también empata con un equipo menor. Vaya, entonces cuando ves a la albiceleste empatar su primer partido tal vez pienses que haber empatado tú, con buenas maneras y muchos goles, no es tan mala presentación. Y si ves cómo México le mete un meneo a Alemania de narices y cómo la poderosa y lujosa ‘canarinha’ ni tira diez disparos al poste, ni remata 32 veces a puerta, entonces sí piensas que un Mundial es complicadito de sacar adelante tras meses y meses de competiciones domésticas que te desgastan un montón.

Esas cuentas hay que hacerlas cuando arranca un campeonato del mundo. Lo que ocurre, sobre todo en el caso de La Roja, es que lo que jamás, jamás, te imaginas es que alguien tan poderoso y atrevido como Florentino Pérez te va a quitar al seleccionador 72 horas antes de que empiece la competición y, encima, va a decir, públicamente, que ya es osadía, que la culpa es del presidente de la Federación Española de Fútbol, que se puso muy nervioso y despidió al seleccionador.

Así que, visto eso, es decir, que te quedas sin entrenador por culpa del club que, dice, más ama a España, el 3-3 frente a Portugal es un resultado sensacional, que, comparado con el empate de Argentina, la derrota de Alemania o el pequeño partidito que hizo Neymar Júnior (deberíamos conocer su peluquero, si es que tiene, para no ir nunca), ha de servir para que pensemos que esto solo acaba de empezar y habrá muchas más sorpresas.

Eso sí, perdón, lo que hizo Cristiano Ronaldo ante España es para quitarse el sombrero. Lo siento.