La piel del oso

Vinicius es una de las imágenes de este Real Madrid

Vinicius es una de las imágenes de este Real Madrid / AFP

Rubén Uría

Rubén Uría

Renovó Valverde y la corriente de opinión se dividió en dos: a un lado, los que aplaudían la decisión para dar estabilidad en el momento clave; al otro, los que consideran que al Barça, además de victorias, hay que caviar y diversión. El choque ante el Valladolid dio visibilidad a los segundos. Reclaman vistosidad, alegría, aventura y más apuesta por La Masia.

Para gustos, colores. Para todo lo demás, Messi. Su figura tapa todos los debates habidos y por haber. Al fondo, el escenario. En Liga, puño de hierro; en Copa, a un paso de jugar una final para ganar un quinto trofeo consecutivo. Y en Champions, la eterna duda: saber si este equipo que se pasea en la competición doméstica será, por fin, capaz de conquistar el trofeo que Messi merece.

La piel del oso

Si el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, el telepredicador tropieza 200 y no aprende. Aunque las terminales mediáticas afines al Madrid apelasen al “cagómetro”, a los milagros de Pintus y “La Liga de Solari”, la realidad es tozuda. Los apóstoles del “Todo OK, José Luis” han chocado con la realidad: cuando Solari llegó al Madrid, el Barça estaba a 7; ahora está a 9 que son 10.  

El Girona, que no ganaba desde noviembre, rompió el “cuento de la lechera” de la “central lechera”. No se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. Moraleja: Todo ok, Josep Lluís.

La terapia Imanol

La grada exigía más. Y en esto, llegó Imanol Alguacil. Y su mano, lejos de notarse, está siendo de santo. Desde su llegada, la Real está invicta: nueve partidos sin perder, con 4 victorias y 5 empates, acumulando 7 jornadas impolutas en Liga. Los números no mienten, pero las sensaciones tampoco: Oyarzábal ve portería, Willian José se ha rehabilitado, Januzaj se divierte y encima, un chaval de la casa, Sola, dio un recital por la banda. De la depresión al entusiasmo, la Real de Imanol es el reflejo de la ley universal de Valdano: “El fútbol es un estado de ánimo”.